Disfruté enormemente con estos Gurrelieder. Cierto que se pueden poner salvedades, pero sería empañar injustamente lo que fue un concierto maravilloso, de gran fuerza y emoción. Una pregunta para el resto de foreros: los que vieron la versión de Pehlivanian ¿qué les pareció en comparación con esta? Lo digo porque yo la vi siendo un chaval y salí aún más subyugado que en esta ocasión. No sé si porque los cuerpos eran aún más imponentes (en número, no en calidad, eh), porque fue una mejor versión o porque era mi bautizo en esta obra y descubrí tantas cosas de golpe. A ver si me ayudan a aclararme.

Querido Fafner

Me alegra que saque usted a colación la versión de Pehlivanian de enero del 2000. Yo lamentablemente no pude ir a Madrid este fin de semana, y no puedo comparar aquella versión con la de ayer, pero recuerdo perfectamente aquel fin de semana de hace casi 15 años como una revelación. LA música nos atrapó, nos subyugó y nos dejó de piedra. Eran ademas unos años de galeras para la ONE, con Cecatto ya retirado y con la llegada de Pons todavía lejana. Pehlivanian parece ser que se comprometió a llevarla a cabo (era uno de los muchos que sonaban entonces como posibles directores musicales de la ONE), pero pidió el doble de ensayos. Se los dieron (la obra se interpretó el segundo fin de semana de enero, y no hubo concierto en el primero, con lo que tuvieron 2 semanas), y el resultado usted mismo lo comprobó. Enorme

Recuerdo como Gleen Winslade hizo un bravo Waldemar, asi como el Klaus Narr de Kenneth Riegel. Pero lo mejor sin duda fue el resultado orquestal y coral en conjunto. Mucho melomano madrileño se conviertio a Schonberg aquel fin de semana, y eso que pasó como con las corridas de rejones en Las Ventas. Muchos abonados regalaron sus entradas a familiares, vecinos o amigos. Ellos se lo perdieron

Estuve en la sesión matinal del domingo.
Sin que sirva de precedente pero estoy casi palabra por palabra de acuerdo con "angelparsifal" al que por su estupenda y clavada (para un servidor) crónica no le voy a volver a llamar "diablillo" en las próximas 48 horas.
Como bien señala, es una obra que puede ser ópera, puede ser susceptible de escena, puede ser también tratada como una gran sinfonía o poema sinfónico o cantata. El caso es que es una obrón como la copa de un pino.
No soy un docto en Schoemberg, del que conozco cosas, pero seguro que muchos aquí conocerán muchas obras, pero creo, corríjanme si me equivoco, que no estamos ante una partitura que sea el exponente más claro del estilo, sonoridad y características del compositor. Es una obra que se acerca mucho a Mahler, y con claro toque wagneriano. Igual para algunos, eso puede oler a paso atrás; para mi en cambio huele a paso adelante. Leía hace poco, de hecho, que el día en su estreno en la Musikverein todo estaba preparado por parte de los grandes enemigos de Schoemberg para montársela de nuevo a base de broncas descomunales que habían precedido otros estrenos suyos. Sin embargo, tuvieron todos que envainarla y aplaudieron a rabiar, es esperaban otra cosa mucho más en la línea de las anteriores.
Por ello digo que Gurrelieder es una excepción en su catálogo. Es una obra legible y disfrutable para un aficionado simple a la música. No siempre pasa eso, ni mucho menos, con este compositor.

Bueno, es que los Gurrelieder se empezaron a componer antes de que Schönberg diera el salto al dodecafonismo, aunque el autor hizo un esfuerzo --en mi opinión-- para que la diferencia de estilo no se notara demasiado (aunque se aprecia entre las partes I-II y a III, que ya está hecha después de dicho paso y de haber conocido a Mahler). De todas formas, el propio autor --y si no estoy equivocado-- "renegó" luego de ésta y de otras obras compuestas en su etapa del tardo o postromanticismo...

Es una obra muy interesante. Y en vivo impresiona especialmente. No hay que perder ocasión de escucharla en estas condiciones.

De todas formas, y siendo un poco elemental, la primera parte es un poco como hecha por el discípulo avispado (pero sin melodías) de Strauss y la tercera parece obra de un trovador enamorado de Mahler, aunque también se intuye el "nuevo estilo" del compositor. La obra va creciendo en interés a ojos vista, pese a la impronta mahleriana tan intensa en la tercera parte.

El Herrgott, weisst du, was du tatest es lo que más me interesa de la partitura. Como salido de la garganta del lobo. Pese a la presencia de Wagner en estas obras de Schoenberg, este movimiento hace pensar en una posible evolución de la ópera germana si Wagner no hubiera abierto un canal enorme que se acabó tragando todos los ríos de los alrededores y los dejó casi secos.