Vamos a la función de anoche,en un Liceo con casi un tercio de aforo vacío y en una función de turno para abonados! ( por cierto, fue retransmitida en directo por Cataluña Música )

1/ En cuanto a la producción de Ch. Loy, decir en general que de la imperial Viena y su presunta opulencia y elegancia con todo tipo de detalles, pues casi nada de nada supongo que con una visión ex profesa de ello por parte de Loy : el hotel y sus dependencias/habitaciones más que el Hotel Sacher o el Imperial, parecía una pensión-hostal de los de "pocas estrellas" que también hay por Viena!
Minimalismo, continente y escaso contenido ( en el mundo asegurador, resultaría una póliza barata en cuanto a contenido ) y eso si, mucho juego psicológico en los personajes y por supuesto, cantantes. Para mi gusto, lo mejor el segundo acto del baile
En resumen, producción digamos que de las baratas, pero que en lo fundamental no molesta y deja actuar bastante a los cantantes

2/ En lo orquestal,todo muy ordenado y trabajado con un maestro - el veterano Weikert - que dirigió con corrección pero evidentemente sin demasiados matices ( no es Thielemann en este repertorio ) y la orquesta sonó compacta salvo en el preludio del tercer acto donde metales y viento se descontrolaron y chirriaron .

3/ En cuanto a la parte vocal, me he llevado una decepción con ANNE SCHWANEWILMS ( imagino que una deficiente noche sea por estar todavía indispuesta o por lo que sea, la tiene cualquiera)
Empezó mal en el primer acto ( con una notoria rotura de voz y o galleo en el duo inicial con Zvenka), la voz se le descontrolaba en el paso al agudo con cambios raros de color y agudo entre metálico y desafinado a veces, hasta mediada su aria del...mein Elemer.. que inició casi con un grito..para luego enderezarse con cierta exquisitez.
A partir del segundo acto, mejoró sobre todo en las partes más líricas y donde no tenía que apretar un volumen que no posee suficientemente aunque su problema evidente, fuese casi siempre ese agudo que sonaba como metálico y estridente. Escénicamente, bien y sin excesos fuera de lugar

- el Mandryka de MICHAEL VOLLE hubiera podido ser excelente, si no hubiera evidenciado un notorio desgaste o cansancio vocal en su último duo...das war sehr güt, Mandryka...
La voz es de barítono de verdad, timbre brillante, poderosa, con un fraseo y matizaciones de notable categoría ( si le buscásemos tres pies al gato, diría que algún agudo pudiera resultar apretado )

- OFELIA SALA en cuanto a Zdenka, quizá su mejor prestación vocal que le he escuchado a la valenciana. Gusto, buena línea aunque limitada en el registro agudo

- WILL HARTMANN como Matteo ( como "putea" D. Richard Strauss a los tenores! ), voz más que suficiente para el rol pero sufriendo y haciendo sufrir en la zona de paso, con tendencia a lo estentóreo y agudos bastante chillados sobre todo en su escena del tercer acto

- La danesa S.ELMARK como Fiakermilli, mejor en lo escénico fiel retrato del personaje poco o nada elegante que en lo vocal : no es ninguna minivoz pero aún manejando aceptablemente la coloratura, cierto descontrol en el agudo que resultaba chillado en exceso

- Correctas y con carácter, la veterana D. SOFFEL ( como la madre Adelaide) y A. REITER (como Conde Waldner) y bastante flojitos, todos los secundarios.

Yo estuve el día del estreno y fue una función correcta en todos los ámbitos, lo cual de entrada para mi ya es suficiente. Lo malo es que, entre que no me apasiona Arabella (mea culpa falta de escuchas) y la corrección general, todo adquirió un tono gris que me dejó bastante frío.

Destacaría positivamente el Mandryka coincidiendo con el mensaje anterior.

En la parte negativa el Matteo. Strauss puteaba mucho a los tenores, es cierto, pero si no tienes técnica no te metas en estos jaleos porque luego pasa lo que pasa. El pobre metió dos o tres gallos como nunca he escuchado en un teatro. Me dio hasta pena.

Ayer el Mandryka lo cantó James Rutherford en sustitución de Völle. Para ser un reemplazo de última hora cumplió de sobra. La voz es robusta, ancha y sonora, pero dura, poco flexible, además de apretada arriba. Asimismo, el cantante es monocorde pero creíble y sincero en escena. Sabido es que la Schwanewilms no es para todos los públicos, pero yo siempre he sido de los favorables. Con sus deficiencias, tiene esa capacidad para crear magia en muchos momentos, una inedudable afinidad con este repertorio, además de una magnifica presencia escénica. De los demás, destacar a la muy veterana Doris Soffel, dueña aún de un material de gran caudal en buen estado y capaz de prodigarse en un puñado de sonidones rotundos, de gran pegada en la sala. Buen trabajo el de Weikert al frente de una orquesta deficiente e incapaz de atender en todo su esplendor a la fascinante orquestación Straussiana, pero que sonó como pocas veces, en una labor aquilatada, sólida, plena de oficio, experiencia, indudable eficacia y solvente nivel.

D. Carl, ¿ mostró el tenor Hartmann - Matteo -, sus deficiencias y los agudos tan estrangulados/chillados de funciones anteriores ?

Efectivamente, en su intervención del tercer acto (de escritura despiadada como solía ocurrir con los tenores Straussianos) el hombre pasó las de Caín demostrando una incapacidad manifiesta con sonidos ajenos al canto y crueles para el oído.

Ingratísimo el papel de Matteo, dificilísimo y no te aplaude nadie. Eso sí, él es el único que, de momento, "moja" , aunque no sea con la hermana que esperaba

¿ y Ofelia Sala en ese rol de "hermana no deseada", no te sorprendió a mejor que en años anteriores como por ej. cuando cantó aquí la Sophie del ROSENK.? Yo la encontré el pasado jueves, más homogénea vocalmente que en años anteriores y con su acostumbrado buen gusto musical

Sí, mejor que en Sophie. Vibrato abundante, agudos atrás, abiertos y sin proyección, pero en mejor de voz que en esa ocasión y siempre segura musicalmente.

¡Caramba, Don Tunner, estuvimos en la misma función!

Me reconcilié en buena medida con Anne Schwanewilms, bastante mejor como Arabella (por carácter el rol le va mejor, con esa elegancia y digna serenidad del personaje) que como sosa Mariscala Algún agudo fue muy apurado, un puro relincho. Pero se la oía, cosa que no sucedió en el Rosenkavalier del Real.
James Rutherford no me disgustó como Mandryka, sustituyendo al anunciado Michael Volle, al que tenía muchas ganas de volver a ver desde su Mandryka de Bastille. La producción potencia los aspectos más paletos del personaje, rayando en lo bruto. Pero en conjunto su prestación fue muy correcta, con momentos disfrutables.
Coincido con las opiniones sobre Ofelia Sala, mucho mejor Zdenka que Sophie.
Espantoso Will Hartmann como Matteo. Strauss no adoraba precisamente a los tenores, pero los bocinazos de este individuo no son de recibo.
El conde y condesa Waldner me gustaron más que a otros foreros, y cuajaron una muy buena caracterización de los personajes, con una parte actoral muy destacable.
Todo un acierto sacar borracha perdida a la Fiakermilli, aunque Susanne Elmark no sea la mejor cantante posible en este rol tan breve como difícil.

La producción me gustó, pero es que el trabajo de Christof Loy me suele gustar, con una dirección de actores muy cuidada. Sí, no son los fastos de la Viena imperial. Pero es que el Conde Waldner y familia quizás ya no pueden permitirse un hotel medio decente… malviven de sablazos, ya son casi unos aventureros a salto de mata a los que nadie fía y que el día menos pensado se encuentran con las maletas en la puerta. La producción subraya estos aspectos sin dejar de ser imaginativa, limpia y elegante, con un trabajo de iluminación muy destacable.

Lo que también es destacable, y para mal, es lo de la orquesta. El viento metal suena a chiflo , y en la sección de cuerda parece que tocan cuatro gatos. Bastante hizo el director Weikert con semejante material en el foso.

Con todo, estupenda noche de ópera. Arabella es siempre maravillosa.

Un gusto volver a leer a Carestini tras una temporadita.

Lo mismo digo y lamento no habernos visto en la referida y coincidente función de Arabella.

Una de las mejores cualidades de la producción, además de la iluminación, es que los intérpretes cantan en la parte delantera del escenario.

¿Y no estarán, además, más o menos centrados? Eso ya sería pedir demasiado...

Creo que la representación del sábado ha sido la última de las programadas para este titulo en el Liceu de Barcelona, y ha sido a la que he asistido. En conjunto diré que salí gratísimamente satisfecho del resultado, hacía bastante tiempo que no disfrutaba tanto de una ópera en este teatro. A ello contribuye que el titulo era la primera vez que lo veía sobre un escenario y que es una obra que me entusiasma enormemente. Era una deuda que tenia conmigo mismo debido a que del corpus lírico straussiano Arabella era de las pocas operas que me faltaban por ver en un teatro.

Si existe algo a lo que le temo cuando faltan pocos minutos para que el director agite la batuta es cualquier aviso por megafonía: nunca informan de nada bueno. El sábado sucedió y cuando comenzó aludiendo a la soprano Anne Schwanewilms me temí lo peor, pero solo avisaban de una indisposición transitoria pese a la cual no iba a cancelar la función. Pero ya te avisan para que seas condescendiente y benévolo con ella. Yo soy un incondicional de esta artista, y ella fue el motivo fundamental de desplazarme a Barcelona. Pero vocalmente no estuvo competente. Salio reservona y comedida teniendo en mente los agudos del duetto con Zlenka “Aber der richtie, wenns einen gibt f¨r mich”, duetto que matizo con clase y abordo con su elegante estilo y su superlativo fraseo, pero la voz se quebraba en los agudos mas empinados. Puro sufrimiento a pesar de que el director la arropaba o que Ofelia Sala procuraba taparla en los agudos finales. El resto de la representación estuvo atinada, moviéndose con soltura por el escenario en esta producción que tiene suficientemente ensayada. Mejoro ostensiblemente en los dos siguientes actos, rozando la perfección en el dúo con Michael Volle del segundo acto y durante todo el tercer acto; pese a todo la voz desde el pasaje hacia el agudo extremo se emitía en forte rozando el grito en muchas ocasiones. Pero el estilo y la elegancia en el canto legato estaban en su sitio cincelando en bastantes ocasiones frases para el autentico deleite. A su lado Michael Volle fue todo un acierto en la programación. Poseedor de una técnica muy depurada y de una voz plena de autentico barítono, con volumen mas que suficiente para resaltar por encima del resto de voces la faceta de tosco y gañán vocinglero que Loy le otorga. Llego algo cansado al tercer acto pero ofreció, en conjunto, un alarde vocal como hacia tiempo no escuchaba en un cantante de su cuerda. Ofelia Sala fue a mi modo de ver la gran revelación de la noche, por que esperaba mas bien poco de ella tras haber sido la sustituta de Genia Kühmeier, y ha mejorado bastante desde la ultima vez que la escuche (Sophie en Der Rosenkavalier) o que este rol le va algo mejor a su voz. Me sorprendió muy gratamente y cosecho una ovación muy cerrada y compacta por parte del público. Doris Soffel es un lujo en un rol que le va como un guante; aun tiene voz para muchas más noches a pesar de sus 66 años. De Will Hartmann como Matteo la voz se le va afogonando y llega como buenamente puede al último acto, a pesar de que en el primero los ascensos al agudo son forzados y suenan estrangulados. Comparto lo dicho hasta ahora sobra la inquina que el compositor le tenía a los tenores y la imposible linea vocal que escribió en esta partitura. Mediocre Susanne Elmark como Fiakermilli. Ralf Weikert como director, solvente pese a enfrentarse a una orquesta con innumerables deficiencias que todos hemos relatado en este hilo. Aun así algo plano y sin resaltar los planos contrastables entre las distintas escenas tan habituales en esta ópera.

Con lo dicho por Yago, se confirma que en casi todas sus funciones de esta serie la Schwanewilms ha pasado la marimorena en ese duo del primer acto con la Zdenka, galleando en más de una función