Yllanes escribió:
Por lo tanto, no hay contradicción en el considerar la faceta escénica de una versión de concierto como algo secundario y al mismo tiempo criticar los excesos de las producciones modernas.
En esa afirmación no hay incongruencia. Pero no creo que sea exacta. En el fondo, muchas veces no se acude a una representación clásica porque son muy caras si se quiere hacer con cierto decoro. Simplemente vestir de una determinada época histórica a todo un coro suele ser ya muy costoso. Y crear varias escenografías clásicas y suntuosas también. En cambio muchas producciones se alejan de las indicaciones del libreto a través de abstracciones y del minimalismo, abaratando costes en vestuario y escenografía, incrementando el de la iluminación, aunque a veces sean también más caras de lo que parece.
Últimamente se están viendo producciones de corte más bien clásico que lo consiguen a través de un exceso de utilización de imágenes de vídeo u ordenador, como el anillo de Oviedo.
Habría que ver por ejemplo con los costes actualizados, qué lugar ocupan en el ranking de gastos del Real el coste empleado en las producciones de Aida, Don Carlo, Chenier o la Boheme, todas ellas muy clásicas. Están todas ellas en el top de cada temporada. Con el presupuesto del vestuario de Don Carlo se hacen temporadas de ópera completas en otras ciudades. En mi opinión mereció la pena, fue una obra de arte, otros no pensarán lo mismo.
Luego está también la rentabilidad que se puede obtener en posteriores alquileres. Algunos teatros de Europa de segunda categoría se han hecho de oro por apostar por unas producciones modernas que se han visto por toda Europa y se seguirán reponiendo. Alguna que le he indicado arriba ha sido carísima y no exportable a otros teatros. Al final como siempre no hay puestas modernas o clásicas, sino malas o buenas y programación y gestión con sentido común y sin él.