Hace años que escuché por primera vez esta ópera de Lalo, en la clásica versión de Gorr, Micheau, Legay, Borthayr, dirigida por Cluytens. Siempre me gustó por su ingenuo argumento: una leyenda con "cuadrilátero" amoroso con intervención de un joven y brillante militar (Mylio, tenor), su novia (Rozzen, soprano) que es hija de un rey (bajo), los celos de otra hija del rey (Margared, mezzo), y las malas artes de un caudillo enemigo (Karnak, barítono) ¿Os recuerda algo? Sí, hombre, aquella de los egipcios y las trompetas. Dicho así, se parecen bastante, aunque en realidad son muy distintas. Aquí el desenlace se produce por una catástrofe de la Naturaleza, pero el chico y la chica acaban casándose gracias al sacrificio de la "mala" que finalmente obtiene el perdón de San Corentin. Absténganse los amantes de las elucubraciones metafísicas. Lalo le puso una estupenda música que subraya la acción y contiene escenas de lucimiento para los cinco intérpretes principales.
La Ópera de Marsella ha tenido la buena idea de montarla, y allá nos hemos ido mi señora esposa y yo para verla y también, cómo no, dispuestos a disfrutar de la "bouillabaise". Cantaron en los principales papeles Inva Mula (Rozen, muy bien cantada, pero la voz me pareció pequeña), Béatrice Uría-Monzón (Margared, bien, pero me dio la sensación de que el papel le sobrepasó), Florian Laconi (Mylio, muy bien, con una voz de lírico ligero con cuerpo, que podía recordar a Vanzo, e incluso, salvando las siderales distancias, a Kraus. Dio una bonita versión de la famosa "Aubade" aun con algún "piano" afalsetado). Philippe Ruillon fue un fiero Karnak y Nicolas Courjal un mayestático Rey. Ambos con buenas, muy buenas voces. Discretos coro y orquesta. Dirigió Lawrence Foster.
La producción, vistosa y expresiva, sin konzept ni gaitas, con ambientación de época más o menos antigua, aunque el coro salía vestido como del siglo XIX.
En conjunto, una muy disfrutable función.
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