Saliendo del Liceu hacia la capital. Ahí va mi crónica sobre lo acaecido hoy en el Elisir del Liceu.
La Dirección Musical es de Daniele Callegari, y la Dirección de Escena, de Mario Gas. Esta última absolutamente transgresora: Adina va vestida de Adina, Belcore es un sargento y Nemorino, un zagal.
Mi análisis:
Javier Camarena interpreta un Nemorino sensible, flojo. Cómodo por arriba, en la zona grave no se le oye. Pero en "su momento", compone una Furtiva Lacrima muy adecuada. Aunque falló en la primera media voz, término el aria con mucho gusto... Buenos agudos... Y poco más.
Nicole Cabell, aunque muy aplaudida, no me ha gustado nada. Una voz algo caprina, entubada, que no huele las coloraturas, lo que la dejó en evidencia al final de la ópera. En su haber, una bonita interpretación de "Prendi..." y punto.
Que quieren que les diga: Àngel Òdena tampoco es el mejor Belcore que he escuchado. Poco capaz de matizar, aunque noble en su canto...
Y tampoco el Dulcamara de Simone Alberghini me ha llegado. Voz fea, con un vibratto incomodo...
En definitiva... Mereció la pena? SI
Por qué?
Orquesta y coros volvieron a resultar lo mejor de la representación, y el batutero ha sido capaz de mantener viva una función que, vocalmente, tenía mucho que mejorar.
En definitiva, lo hemos pasado muy bien mi santa y yo.
Volveré si Dios quiere en junio del año que viene a escuchar en la misma produccion a Rolando Villazón y Aleksandra Kurzak.
A ver que tal.