Otro tema es la diferenciación de públicos. Hay aficionados que acuden al Auditorio, pero no al Real (y viceversa), que son de sinfónico y más bien ajenos a la ópera y si les pones una, que tampoco es de las más populares, sin sobretítulos y encima no pueden seguir el libreto porque las luces están apagadas... desertan.

A primeros de este mes ví un Parsifal en la Philarmonie de Berlín y en cada acto hubo deserciones (por no hablar de la cantidad de gente que vendía la entrada en la puerta) y estamos hablando de Berlín y la mítica Berliner Philarmoniker... pues eso, hay público de sinfónico que, en este caso concreto, además, está acostumbrado a conciertos de 100 minutos y no a una ópera de 300.

Otro tema es la diferenciación de públicos. Hay aficionados que acuden al Auditorio, pero no al Real (y viceversa), que son de sinfónico y más bien ajenos a la ópera y si les pones una, que tampoco es de las más populares, sin sobretítulos y encima no pueden seguir el libreto porque las luces están apagadas... desertan.

A primeros de este mes ví un Parsifal en la Philarmonie de Berlín y en cada acto hubo deserciones (por no hablar de la cantidad de gente que vendía la entrada en la puerta) y estamos hablando de Berlín y la mítica Berliner Philarmoniker... pues eso, hay público de sinfónico que, en este caso concreto, además, está acostumbrado a conciertos de 100 minutos y no a una ópera de 300.

el Auditorio debiera apostar por óperas semiescenificadas y no meramente en versión "de concierto". Con un vestuario apropiado, algún elemento escénico y algo de movilidad actoral (y sin atriles) se obtienen resultados más que dignos en este tipo de repertori

Me deja usted estupefacto. Sobre todo por no enviarme un WhatsApp, y así a lo mejor hubiese pillado el acto 3º...

Totalmente de acuerdo.

Desde que ha bajado al segundo puesto de óperas en teatro está un poco desubicado y desorientado. No se lo tenga en cuenta. Para la próxima seguro que se acuerda.

Así me gusta, llevando la cuenta y la contra a los grisini.
Me gustaron "Gloriana" y "Radamisto", por cierto.

Aunque en realidad, la gran discrepancia la vemos respecto de la Meade. Ambos le han palo al señor Meli.

Anna Bolena. Canadian Opera Company. Four Seasons Centre for the Performing Arts. Toronto. 28-IV-2018

Reencuentro con la Bolena de Sondra Radvanovsky, después de su trilogía Tudor metropolitana de hace un par de años. En general me parece que ha dado un salto de calidad. Kandaules y Rubini me corregirán, pero en el Met fue de menos a más, creo que solo llegó a su verdadero nivel en el dúo con Seymour del segundo acto. Aquí, en cambio, ha funcionado a tope desde el principio, además de, en general, haber profundizado en el personaje y ofrecer una interpretación más personal. Se ha deleitado con sus regulaciones dinámicas habituales, con buen gusto, y en los momentos de «locura» ha soltado unos gritos desgarrados impresionantes, sin perder nunca el control. Una cantante que cada vez me gusta más. Por cierto, después de ver el vídeo del bis en el Liceu, el frío público de Toronto podía aprender un poco a ovacionar de los barceloneses. Y eso que es casi de la casa.

Como Seymour tenemos a Keri Alkema, quien también ha pasado hace poco por Barcelona. Es una cantante con un repertorio de Falcon, alternando papeles sopraniles y de mezzo (en el Liceu Amelia del Ballo). Sin un timbre muy personal, tiene buena técnica, pero creo que para los papeles de mezzo no tiene los graves. Aún así, bastante correcta.

Como Enrico, el flamante premio Richard Tucker Christian Van Horn hizo bastante buen papel. El Percy de Bruce Sledge al menos mejoró sensiblemente al de Costello en el Met.