Abdallo escribió:
Evidentemente, son odiosas y más en este caso. Empezando por el final, diré que la puesta en escena y los extraordinarios decorados y medios tecnológicos desplegados por Livermore me gustaron mucho. En cuando a los cantantes, está claro que doña Anna, recién cumplida la cincuentena, no pasa por un buen momento y menos aún con el papelito que le tocó en suerte, uno de los más letales jamás compuestos. El papel titular, por otra parte, es en sí mismo desagradecido, además de muy complicado; Salsi no fue capaz de conmoverme en ningún sentido (estuve pensando todo el rato en cómo lo habría hecho el mongol). Los otros papeles son, nos guste o no, secundarios (tanto Banco como Macduff están catalogados como bajo y tenor "comprimario" respectivamente) y, por lo tanto, insuficientes para llenar las lagunas de los principales: Meli es un tenor de tres al cuarto, sin chicha ni limoná. Y Adbrazakov cumplió debidamente en su contribución, que tampoco es, digamos, trascendente. Chailly interpretó hasta la última nota de esta extraordinaria y compleja partitura con sentido y sensibilidad porque, amén de oficio, es un experimentado director que conoce perfectamente el genio de Verdi.
Muy de acuerdo con usted, estimado Abdallo.