Fin de semana largo con periplo italiano Milán-Bergamo.
En La Scala
Elektra de Richard Strauss con la ya casi mítica producción de Patrice Chéreau. La apuesta por poder ver al viejo león Straussiano Christph von Dohnanyi era demasiado arriesgada teniendo en cuenta sus 89 años. Sólo dirigió la primera
. Le sustituyó Markus Stenz, especialista en contemporánea que está dirigiendo el estreno de Kurtag. Una buena función, aunque lejos de la protagonizada por Salonen y Herlitzius hace 4 años con la misma producción y que también presencié. Un placer volver a ver sobre un escenario a la gran
Waltraud Meier más allá de su desgaste vocal.
Ricarda Merbeth ha pasado de Crisotemis a Elektra. Comenzó muy mal, pero fue afianzándose durante la representación, si bien el papel le va grande. Notable Orestes de MIchael Volle e insuficiente Hangler como Crisotemis, bonita voz, pero demasiado liviana y con problemas en los ascensos.
A continuación, el siempre interesantísimo Donizetti Festival en la maravillosa ciudad natal de un genial creador de música y teatro, clave para la evolución de la ópera en general y del melodrama romántico italiano en particular.
Magnífica función de
"Il castello di Kenilworth" (Napoli, Teatro San Carlo, 1829), primer acercamiento a la monarquía inglesa, antecedente de la llamada trilogía Tudor posterior (Anna Bolena, Maria Starda y Roberto Devereux) que contiene una fascinante contraposición entre dos sopranos y dos tenores. Espléndidas Pratt-Remigio por un lado y también Anduaga-Pop, por el otro. Buen debut en la dirección escénica operística de la española María Pilar Pérez Aspa en un trabajo inteligente, elegante y lleno de buen gusto.
Pero lo más importante: Después de la inmejorable impresión que me causó en Pesaro en un papel secundario, en esta ocasión ya como protagonista, estoy en condiciones de afirmar y así lo hago como vociólogo gurú Universal, que el joven tenor español de 23 años
Xabier Anduaga posee la voz tenoril más bella y de calidad surgida en los últimos años, -yo me atrevería a decir desde la irrupción en su día de Roberto Alagna-. Una maravilla por belleza, proyección, potencia, cuerpo, squillo, luminosidad... margen de mejora en cuanto ductilidad, remate técnico, y variedad en el fraseo, pero confío en que no estropee ni le estropeen, porque tal y como están las cosas le van a ofrecer papeles dramáticos enseguida. Hablé con él al final de la función y me parece que tiene la cabeza muy bien amueblada. Me dijo que "El más grande es Alfredo Kraus" (no se puede tener mejor espejo) y que ya había rechazado Traviatas y Rigolettos, porque ya habrá tiempo.... Bravo!!!!
Muy interesante también poder presenciar en directo "la prima volta di Donizetti", es decir la primera de sus óperas que se estrenó:
Enrico di Borgogna (Venecia, 1818). EL yugo Rossiniano es todavía absoluto, pero incluso podemos escuchar en la cavatina del protagonista (cantado por una mezzo in travesti) la melodía que anticipa "Al dolce guidami" de Anna Bolena. Estupendo el muy Rossiniano concertante del acto primero y la escena final con rondò de Enrico, que encarnó Anna Bonitatibus, de material modesto, sin extremos, pero buenos legato y agilidad.
Recensiones completas, pronto donde ustedes saben.