Otello. La Philharmonic. Hollywood Bowl. 15-VII-2018
Algunas pinceladas de la función. En primer lugar, hay que tener en cuenta el escenario: verano en Los Ángeles, picnics con mesitas plegables en los palcos, etc. Un ambiente más de fiesta que de concierto, así que tampoco es la ocasión para ponernos demasiado finos. Tampoco ayuda la amplificación (necesaria dado el lugar, pero realmente excesiva en esta ocasión), que no ayuda a crear la atmósfera idónea, especialmente para una tragedia como Otello. En un momento del segundo acto, dos helicópteros nos sobrevolaron y pensé que se iba a convertir en Stockhausen aquello.
Pero esto se sabía antes de ir y, en cualquier caso, los que tocaban eran nada menos que la LA Philharmonic, dirigidos por el famoso Gustavo Dudamel. El resultado fue una función que empezó muy, muy fría (por parte de los cantantes), alcanzó un buen nivel en el segundo acto, dio un bajón en el tercero y repuntó en el cuarto, sin llegar a explotar toda la carga dramática de Otello.
El moro corría a cargo de Russell Thomas, quien participó de la tónica general y dio un primer acto bastante descafeinado, con un «Esultate!» falto de impacto. Quien conozca a este tenor se puede imaginar perfectamente que no es voz de Otello. Thomas es consciente de ello y en lugar de intentar oscurecer artificialmente la voz intenta llevarse el papel a su terreno. Es un Otello más lírico que dramático, explotando su buena musicalidad y expresividad. El segundo acto, con una tesitura más alta que los dos últimos y ya habiendo entrado en calor, alcanza buenos resultados. En la segunda mitad de la obra pasa más dificultades.
La Desdemona de Julianna di Giacomo es ya conocida en España. Tiene buena línea de canto y un rico centro y, en esta ocasión, la ventaja sobre sus compañeros de conocerse el papel y no estar leyendo la cartilla todo el rato. Los graves, sin embargo, no dan para mucho y los agudos no están siempre muy bien emitidos. En cualquier caso, fue una apreciable Desdemona, con una bella «Ave Maria».
George Gagnidze es el opuesto a Thomas. Tiene la voz y la sonoridad para hacer Iago, pero ninguna sutileza. Su «Credo in un Dio crudel» estuvo carente de expresividad. Su relato del sueño de Cassio tuvo más enjundia.
En el resto de papeles, muy bien la Emilia de Jennifer Johnson Cano y bastante mejor el Cassio de Mario Chang que el Roderigo de Derek Taylor.
Dudamel sacó mucho partido a la orquesta en los pasajes en los que esta tiene mayor protagonismo, como la tormenta inicial y también como acompañante a los momentos solistas. Sin embargo, le falta todavía algo de mano como concertador, en particular el cuarteto del segundo acto fue un caos, cada uno cantó como quiso.
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