A mí me parece que el gótico fue una corriente muy importante en Inglaterra y Francia y que ha tenido mucha repercusión operística como fuente de libretos.

Según lo que entendamos por gótico salen varias famosas: Dama de Picas, Der Freischütz, Castillo de Barbazul, Turn of the Screw, Robert le Diable, El Holandés Errante, Los cuentos de Hoffmann. En plano cómico, el Ruddigore de Gilbert y Sullivan. La nonne sanglante de Gounod es una rareza totalmente gótica que podían representar.

También podemos buscar obras inspiradas en uno de los grandes autores góticos: Edgar Allan Poe.

Varios compositores se han inspirado en La caída de la Casa Usher. Entre ellos Debussy, que dejó una ópera incompleta sobre el tema (y otra sobre El diablo en el campanario). Tanto de una como de otra historia hay varias versiones operísticas, de las cuales la más famosa es seguramente el Usher de Glass. También hay alguna de El barril de amontillado o El corazón delator. Dominick Argento compuso The Voyage of Edgar Allan Poe.

Siempre he entendido que el cuento o la novela gótica es una derivación de la literatura romántica en la que suele haber elementos sobrenaturales. Así, la de Mary Shelley con Frankenstein y la de Bram Stoker con Drácula, por poner dos ejemplos paradigmáticos. Otro de los elementos fundacionales del cuento gótico es su intención de causar asombro o miedo en el lector, algo en lo que Poe era el maestro indiscutible. Otros ejemplos serían "El castillo de Otranto", de Walpole o "El hombre sin sombra" de von Chamizo.

La cosa es que todas las famosas como Lucia y demás quedaría fuera porque la compañía parece que se quiere centrar en rarezas:

De Donizetti se me ocurren otras dos, éstas rarezas: "Gabriella di Vergy" y "Maria de Rudenz". Y ya no sigo. Si quieren más, que me paguen los de la Gothic Opera como asesor .

Le estamos perdiendo...

No se preocupe, que esta próxima semana toca un buen Elixir en el Real para desintoxicarse.

Eso es que ha ido a la tumba de Rossini y ha visto de nuevo la luz, volviendo al camino. Enhorabuena.
Yo también iré a ese Elisir, pese a que no me entusiasma mucho el reparto. Pero es una ópera tan entretenida y como dentro de unos meses padeceremos el habitual barbecho operístico del Real, hay que aprovechar.

Yo intentaré ir (a parte del 8, para el cual ya tengo la entrada comprada) el día 9 con Camarena.
Y no me hable de usted, por favor, que recién he cumplido la mayoría de edad.

Der Freischütz: versión semiescenificada, Insula Orchestra en el Barbican.

Tras estrenar la producción escénica en el Teatro de los Campos Elíseos Laurence Equilbey y su orquesta (y el coro Accentus) se han embarcado en un gira por diversas ciudades europeas donde la interpretarán en versión semiescenificada: con vestuario, movimientos escénicos y luces pero sin decorados ni proyecciones (que creo que eran una parte importante).

Escénicamente la cosa se queda un poco coja pero se disfruta y se sigue bien la trama (mantienen casi todos los diálogos originales del alemán).

Stanislas de Barbeyrac fue un Max ardiente, más cercano al héroe que al bobalicón. Voz bonita que corre sin problemas, buenas subidas y un buen canto legato. Será el Tamino en Madrid.
La sorpresa de la noche fue la Agathe de Johanni van Oostrum, voz poderosa, con muchísima seguridad y aplomo y un canto dulce de esos que detienen el tiempo. Canta este verano en el Fidelio de Garsinton, habrá que seguirle la pista.
Chiara Skerath, voz más pequeña cumplió bien y mejoró en la parte final. El resto un poco entre lo normal y lo discreto. El coro es bueno.

Interesante escuchar esta obra con instrumentos originales por la perspectiva orquestal que pone de relieve, con lo relevantes que son las trompas y esos timbales más agresivos. La Equilbey huyó de fastuosidades sonoras pero en algunas partes se pasó de ligereza.

Maria, regina d'Inghilterra (Pacini). Odyssey Opera. Huntington Avenue Theatre. Boston. 3-XI-2019

Se me olvidaba comentar esta función, que bien merece una breve reseña. Ópera de Pacini que a mí me parece excelente y no entiendo cómo no se ve más, con amplias opciones para el lucimiento de varios cantantes y las arrolladora cabalettas por las que era famoso el compositor.

Representación escenificada con una producción sencilla que no llega a convencer (aunque, eso sí, resuelve muy bien la escena de la ejecución de Fenimoore). El vestuario, en concreto, patina: básicamente utilizan ropa de época pero «modernizada» de manera poco consistente. Así, algunos personajes parecen del siglo XVI y otros de una producción de la Fura del Baus.

Como reina tuvimos a Amy Shoremount-Obra, una voz de cierto peso que ayuda a su carácter regio, aunque quizás la agilidad podría ser mejor. Destacó, eso sí, la Clotilde de Alisa Jordheim, una joven soprano muy prometedora que ya me causó buena impresión como Gianetta en el Teatro Nuovo este verano. Puso al teatro boca abajo con su gran aria del tercer acto. Bastante sosito el Fenimoore de Kameron Lopreore, perjudicado además por un extraño atuendo que hace que el personaje parezca aún más capullo de lo que ya es. Leroy Davis apunta ciertas maneras como Ernesto, aunque está bastante verde todavía (tiene una voz atractiva, le faltan tablas y técnica). En contraste, James Demler, habitual de la Odyssey Opera, tiene presencia y autoridad como Gualtiero Churchill, pero una voz algo áspera (aunque esto último no es demasiado grave para este personaje: se ve que el libreto viene de una de esas obras de Victor Hugo en el que son todos bastante desagradables).

Aunque no llegaron a saltar todas las chispas posibles, fue una buena función de conjunto y, cuando salga la grabación, creo que será una alternativa muy razonable a la de Opera Rara.

Così fan tutte versión de concierto por The Mozartists en el Cadogan Hall.

Sigue Ian Page y su banda con la intención de tocar/grabar todo Mozart de aquí a 2025 o algo así. Aprovechando la grabación hacen un par de conciertos en Londres, Birminham y en un teatro barroco de Sicilia a donde solo pueden entrar los ingleses que han pagado el selecto tour todo incluido que organiza una compañía especializada en esas cosas.

Y esta vez si fue la cosa una versión de concierto como tal, con sus atriles y partituras en la que la intereacción de los cantantes se limitaba a algunos gestos y a mirarse. Y el drama se resitió bastante. Tanto que en la segunda parte cambiaron la distribución de los cantantes para que las parejas estuviera más cerca y parecieran menos distantes.

El gran atractivo para mi era ver a Benjamin Appl en el papel de Guiglielmo. Y no porque sea muy guapo (que lo es) sino porque en es excelso en su faceta de liederista y tenía mucha cuirisidad por ver que tal se deselvolvía en la ópera. Prueba pasada y con mucho éxito. La voz es la misma potento y colorida que ya conocemos, la intención al decir el texto es inteligente y el freaseo exquisito. Y además el chico tiene gracia. El mejor de la noche con mucho. A su lado tenía a un anodino Matthew Swensen como Ferrando con tres gramos de voz blancuzca y sin gracia. Un desastre.

Don Alfonso lo encarnaba Richard Burkhard al que había visto en verano en el Secreto de Susana. Su mayor baza es que tiene gracia y resulta simpático. Una buena caracterización pero que no arrabata en lo vocal.

Las féminas flojas: Un poco mejor la Fiordiligi de Ana Maria Labin que tiene medio bien resuelto el lenguaje mozartiano pero la voz no tiene mucho fuste. Se anunció que estaba resfriada así que de ahí podía venir la cosa. Emily Edmonds como Dorabella tenía menos excusa y fue sosa y con una voz inexistente en el registro grave. Como sería la cosa para que Despinia robara la función no solo "escénicamente" sino también vocalmente. Bien por la solvente Rebecca Bottone

Versión clásica de Ian Page (por algo se llaman también Classical Opera) con cero fantasía en las repeticiones y un continuo rígido y frío que ayudó muy poco a elevar el drama.

En conjunto una tarde un poco decepcionante pero se salvó por la intervención de Appl. Ganas de verlo sobre un escenario.

Otro admirador de esa ópera. Pero, desgraciadamente, lo raro es que no se vea menos.

De Jordheim algo he escuchado en grabación y me gustó. Me quedé con el nombre por temas no operisticos.

La Fedeltà Premiatà en la Guildhall School of Music and Drama.
Los estudiantes de la Guilhall nos presentaron una relativa rareza de Haydn como su ópera de otoño: La Fedeltà Premiata. Puesta en escena que recrea la Arcadia con elementos modernos no especialmente imaginativa pero sí correcta y suficientement graciosa como para que la gente se ría en las escenas más cómicas (la ópera de Haydn tiene una extraña mezcla de seriedad y comedia ligera). Como pasa casi siempre en Reino Unido ellas cantaron mejor que ellos. Y no es que esto sea una cosa inglesa (que lo es) porque la mitad de los alumnos de estas escuelas (la Guildhall, el Royal College y la Royal Academy) provienen de las clases adineradas europeas. Veamos si después del Brexit pueden seguir manteniendo el nivel solo los los pujantes estuaidntes asiáticos.
La mejor fue la mezzo Ema Nikolovska como Celia con una voz bien colocada, riqueza en los graves y facilidad para subir sin estrecharse ni perder color. Buena líena de canto y mucha expresividad que recordaba por momentos a la Bartoli. A pulir la parte actoral porque resultaba un poco hierática. Las dos sopranos, Eline Vandenheede y Lara Marie Muller también con buenas voces y más gracia actuando lo hicieron bastante bien también. De ellos entre lo correcto y un necesita mejorar.
La orquesta de estudiantes se portó bien tocando instrumentos modernos con el continuo un poco soso de un raquítico pianoforte.

En resumen una función muy disfrutable de una ópera que está muy bien si te gusta el lenguaje clásico premozartiano. Y qué bien se lo pasaban los Esterházy

Ermione en el Teatro San Carlo de Nápoles
Al final tuve suerte: la función para la que yo había comprado entrada hace eones cuando aún no estaba anunciado quién cantaba qué funciones y que hace un par de meses le habían asignado el segundo cast cambió milagrosamente a tener el primer cast hace un par de semanas. Probablemente porque fue la función escogida por OperaVision para retransmitir en director a todo el mundo. ¡Ay, estos teatros italianos!

La producción es clasimoderna, mezclando vestuario clásico y moderno y decorados mínimos que crean espacios amplios y casi vaciós en un par de tonos cromáticos. La acción sigue más o menos fielmente al libreto con alguna sorpresa final.

Como Ermione teníamos a una [b]Angela Meade [/b]que encaja perfectamente en un papel que no tira tanto de la habitual agilitá rossiniana y carga más las tintas en un canto sostenutto que mira casi a la Grand Opera. Su canto fue una gozada y sobre todo hizo bastante creibles esos cambios de caracter que tiene el desquiciado personaje.

Me gustó Teresa Iervolino como Andrómaca. Su voz es un poco chocante al principio, rollo contralto camionera, pero sin efectismos forzados. Desconciertan algunos cambios de color pero compensa con la rotundidad de su canto. Se trabajó un personaje muy decidido y además el contraste con la voz de la Meade funcionó muy bien.

El mayor problema de la noche fue el Pirro de John Irvin, un error total de cast (se rumorearon muchos tenores antes de estar cerrado el cast) porque ni tiene voz para el papel (que pide más un baritenor casi) ni el nivel para cantar en un teatro de primera con semejantes compañeros. No es solo que la voz sea fea (bastantes cantantes han hecho carrera decente con voces feas) sino que además tiene una voz muy pequeña que no corre por el teatro ni le da la entidad al personaje. Una pena porque ni la técnica ni la intención son malas. Se llevó unos cuantos abucheos del respetable.

Una gozada fue escuchar a su lado el Oreste de Siragusa siempre cumplidor resolviendo un papel tan comprometido como Oreste. Llegó un pelín cansado a su escena final pero la entrega total compesó cualquier sombre. Como curiosidad fue el último hombre en salir a saludar, por detrás de Pirro que se supone que es un papel de más relevancia por trama y minutos.

Alessandro de Marchi que viene del mundo historicista y ya había hecho un buen Donizetti el año pasado se ajusta bastante bien al lenguaje Rossiniano y maneja los cambios dinámicos con naturalidad sin sonar estridente. La orquesta su ajustó bien a los que pedía el maestro pese a varias pifias sonrojantes. El coro estuvo flojo, incapaz de hacer una entrada al unísono en toda la noche.

En general una buena noche de ópera y si tenemos en cuenta lo difícil que resulta ver un Rossini serio más allá del Tell en los primeros teatro de Europa la cosa sube punto. Una pena que el próximo en la bella Nápoles sea en versión de concierto.

Ercole Amante en la Opéra Comique

Esta fecha la tenía marcada a fuego en el calendario junto al Ermione del día anterior esperando a que easyjet sacara sus vuelos de otoño y poder pillar un Nápoles-París por 25€. Y vaya si ha merecido la pena pese a las incomodísimas butacas sin espacio para las piernas que coloca la Opéra Comique en la última fila de cada piso. Eso sí, qué edificio más bonito.

Al turrón. La ópera de Cavalli es una maravilla si te gusta este barroco tempranísimo en el que se le dió forma al género. Y encima aquí venía con una carta de presentación de lo más llamativa: dirigía Pichon a su Ensemble Pygmalion al que los que ha había visto un sublime Monteverdi y un espectacula Bach. Y además el reparto prometía. La cosa es que yo venía con bastante hype con varios amigos que la vieron el martes y el viernes pasado contando maravillas y por los vídeos que ha ido publicando la propia Opéra Comique durante el último mes sobre la producción.

Pues bien, la producción no decepciona. Juega un poco a epatar como lo habría hecho en su momento la ópera barroca a las audiencias de su tiempo pero trasladando estos códigos a un contexto moderno. Los cuadros que nos presenta son en general de una gran belleza plástica y sirven a la acción de manera coherente (que es lo difícil normalmente). Los cantantes, a veces sometidos a posiciones complicadas, respondieron magníficamente.

Nahuel di Pierro encarnaba a un Hercules noble con voz bella y fraseo estupendo, con lo dificilísimos que son esos largos declamados.

Anna Bonitatibus como Giuone ha clavado el papel. De nuevo inteligentísima diciendo el texto y extrayendo belleza sonora de casi cada frase. Brava.

Deianira era Giuseppina Bridelli que ha confitrmado y superado la buena impresión que me causó en el pasado London Handel Festival en un recial junto a un conjunto barroco de Lyon. Me da la impresión de que la voz ha crecido y está más segura. Técnica estupenda que resuelva de maravilla algunos momento espinosos de su papel.

Y otra gozada la Iole de Francesca Aspromonte. Ya había mostrado destellos en el Serse que giró Il pomo d'oro pero aquí tenía un papel protagonista donde ha podido desarrollar un personaje y mostrar esa variedad de canto y expresividad que ya apuntó en el CD ese maravilloso dedicado a prólogos barrocos.

Lo del Pygmalion es de reclinatorio. Suenan estupendos y Pinchon mete una variedad cromática y casi estilística que enganchan. El continuo de clave, dos tiorbas, dos arpas y una espinela fue ejemplar. Y el coro. ¡Ay el coro! Entonación perfecta y empaste que parecía que estaban cantando un madrigal a 5 de Monteverdi. Qué bien ver que grupos como Les Arts Florisants o Les Talens Lyriques encuentran sucesores tan estupendos en las nuevas generaciones.