Muy breves comentarios (además, el Sr. Yllanes ya ha glosado suficientemente los eventos, estando de acuerdo con sus apreciaciones) sobre este viaje a Viena, en el que la Staatsoper, como parte de sus celebraciones por el 150 aniversario de la casa, programaba un póker de 4 representaciones consecutivas de gran interés.
-Día 29 de Mayo: Dantons Tod de Gottfried Von Einem. Una oportunidad para ver esta magnífica ópera, una de las pocas que trata de lleno la revolución francesa con presencia de muchos de sus actores principales (Danton, Robespierre, Desmoulins, Saint-Just) y que fue la primera de un compositor vivo representada en el Festival de Salzburgo, donde se estrenó en Agosto de 1947. Estupenda la producción, muy competente dirección de MIchael Boder al frente de una Filarmónica de Viena a gran nivel y un coro de la Ópera de Viena admirable, tanto en lo musical como en lo interpretativo. En el reparto destacar el protagonismo de Tomasc Konieczny, vozarrón que tiene como princinpales bazas potencia y resistencia (el papel es muy exigente) frente a una línea canora muy tosca y deslavazada. Muy bien cantada la Lucile de Olga Bezsmertna. -Día 30. Por la mañana, en la Musikverein, fabuloso concierto de la Filarmónica de Viena bajo la dirección de Mariss Jansons. Notable primera de Schumann y memorable Sinfonía fantástica de Berlioz. Por la tarde: La mujer sin sombra de Strauss. Orgía, lujuria, exuberancia sonora por parte de una gloriosa FIlarmónica de Viena en "su ópera". Christian Thielemann como oficiante de una de esas funciones que jamás olvidaremos con un trío de protagonistas Stemme-Nyllund-Herlitzius para la historia. Funciones como ésta demuestran que la música y especialmente la ópera, cuando alcanzan este nivel justifican el hecho de existir.
-Día 31- Andrea Chénier. La diva actual Anna Netrebko brilló como Maddalena de Coigny echando el teatro abajo en La Mamma morta. Calidad y pesonalidad vocal (parece que lleva un megáfono en la boca) y carisma irresistible la consagran. A su lado, su esposo Eyvazof, que como ya dije al verle el papel en La Scala, no desentona en al panorama tenoril actual. La voz carece de metal y riqueza armónica y el intérprete de la personalidad necesaria para papel tenoril tan emblemático, pero nunca fuerza, no ladra, articula muy bien el italiano y se nota el trabajo en su día de Chailly con su fraseo. Gris Gérard de Petean y muy flojos los secundarios, terreno en el que el Chénier de la Scala fue muy muy superior. Muy eficaz y conocedora labor de Armiliato al frente de una FIlarmónica de Viena, que seguía con el modo "somos los mejores" on.
-Día 1 de junio. Manon de Massenet. La más floja del póker de funciones. Ni qué decir tiene que Flórez canta bien, pero le falta color, anchura y metal para el papel. Además, su canto, en su día (hace mucho) franco y espontáneo, es cada vez más prudente y controlado. Su mejor momento, el sueño. En el Ah Fuyez faltó chicha vocal por todos lados, como faltó química y pasión con su colega, una Nino Machaidze, buena vocalista y con algunos sonidos de calidad, pero limitada en el sobreagudo y muy distanciada interpretativamente. Asimismo, carece de la sensualidad que correspondería a su belleza y presencia escénica. Su "Adieu notre petite table", uno de los más discretos que he escuchado. Recuerdo a una inconmensurable Dessay en Barcelona con un Villazón al límite y galleando, pero qué química y voltaje teatral en Sant Sulpice!!!. Secundarios muy flojos y dirección fina de Chaslin en su terreno, al frente de una orquesta a menor nivel que los días anteriores. Bajaron a la tierra.
_________________ "El canto como la belleza que se convierte en verdad" (Friedrich Schiller)
|