Yo estuve en la representación de anoche, ¡y salí encantado! Y no sólo por lo maravilloso del texto de Shakespeare, ya que la representación resultó muy satisfactoria.
Para empezar la música de Britten es interesantísima... llena de percusión, y con unos momentos de un lirismo sobrecogedor.
La introducción orquestal, que se repite para separar cada escena, es misteriosa y evocadora, ideal para describir un bosque. Las cuerdas suben de tono, luego bajan, y vuelven a subir, como si fueran árboles que se balancean lentamente con el viento. Los habituales del LICEU y los que conozcais la ópera L´ENFANT ET LES SORTILÈGES de Ravel sin duda encontrareis a estos momentos similitudes con la entrada del niño en el jardín de esta última obra...
Los coros de las hadas son encantadores, y las arias de coloratura de Tytania espectaculares. Y la música que acompaña a la representación de los rústicos, que parodia el estilo de Donizetti, en especial Lucia, es muy divertido.
El contratenor DAVID DANIELS (Oberon) tiene una voz bellísima, aunque su proyección no sea excesiva. Es una pena que su papel no sea más extenso... OFELIA SALA (Tytania) es una gozada, porque canta de una forma exquisita, con muy buen gusto, con una voz clara y limpia, con ningún problema para la coloratura y con fantásticos agudos.
Para no ser pesado diré que todos los cantantes tuvieron un nivel muy alto, cada uno en su lugar. Destacó PETER ROSE como Bottom. Y el coro de la Escolanía de Montserrat muy bien también.
La escenografía de Carsen, que en mi opinión no era demasiado estética, resultó muy práctica y con sentido. Las camas eran un elemento omnipresente, y por ello Oberon y Tytania vestían ropas para dormir. La luna también fue protagonista en los tres actos.
Impresionante la máscara de burro de Bottom, que movía la boca al ritmo de su canto, y que abría y cerraba los ojos. Las hadas vestían de mayordomo.
Y pasó algo que yo personalmente jamás he presenciado en el Liceu (que conste que voy desde hace sólo 3 años): el público no pudo resistirse e hizo notar su opinión por encima de la música. Nada más levantarse el telón para el tercer acto, al aparecer las camas colgadas, con los artistas durmiendo en ellas (mirad la foto más arriba), se generó un murmullo, primero de sorpresa, después de admiración, que creció hasta que se convirtió en un aplauso cerrado del que Carsen estará orgulloso.
Carcajadas durante la divertida última escena, y aplausos muy merecidos al finalizar... Y es que no se los demás, pero yo salí muy muy feliz. Una noche preciosa, con nuen nivel musical, escénico, y como no, argumental.
BRAVI!