@lm@viv@ escribió:
Bueno, a ver que cuentan el resto de foreros que acudan.
Fantine et moi les contaremos después del sábado.
Esto es lo que pone hoy la página digital de "La Provincia":
LOS PRODIGIOS DEL ´ELISIRE´
Programa: Gaetano Donizetti: ´L´Elisire d´amore. | Intérpretes:
Juan Diego Flórez (Nemorino); Laura Giordano (Adina); Alfonso
Antoniozzi (Dulcamara); José Julián Frontal (Belcore); Davinia
Rodríguez (Giannetta). Ricardo Frizza, director musical. Mario
Pontiggia, director de escena. Coro del Festival de Ópera. Olga
Santana, directora. Orquesta Filarmónica de Gran Canaria. | Lugar:
Teatro Cuyás, Las Palmas de Gran Canaria. | Días: 12, 14 y
16 de abril de 2005.
En el largo haber de éxitos que los ACO han venido cosechando
a lo largo de su gestión de las temporadas de ópera en Gran Canaria,
ya queda incorporado, con letras de oro, el de este Elisir d´amore
como una de las más altas cotas de calidad en todos los aspectos.
Mucha era la expectación por la presencia de Juan Diego Flórez
que efectuaba su primera experiencia en el rol de Nemorino, ya
que éste es uno de los papeles de la cuerda tenoril más representativos
y más cercanos al público de todos los teatros. Y no es para
menos, puesto que Flórez, año a año, en cada rol que incorpora
a su repertorio, demuestra su indiscutible magisterio y su primer
puesto en su cuerda.
Pero no sólo por el privilegio de contar con el sobresaliente
tenor peruano el público ha gozado plenamente de esta exquisita
humorada donizettiana, sino porque el conjunto fue cuidado en
todos los detalles, tanto en lo bien elegido que ha resultado
todo el elenco, de voces jóvenes y excelente adecuación física
a cada personaje, como en la extraordinaria concepción escénica
de Pontiggia, y la acertadísima batuta de Frizza.
Cuando de un título tan popular y trillado como es Elisir d´amore
se consigue decir algo nuevo, tanto en lo musical como en lo
escénico, es que hay una preocupación conceptual previa que busca
dar sentido a la propuesta. Luego, se puede opinar, someter a
los juicios personales, pero, partiendo de un argumento justificado.
Con buen criterio, a mi entender, Pontiggia incide en los aspectos
más lúdicos de este título, que, como es sabido, es uno de los
más representativos del repertorio buffo. Huyendo de tópicos,
y haciendo abstracción de lo campesino, el regista argentino
se inspira en Néstor Martín-Fernández, para ambientar la obra
en un espacio de cierto sabor canario, pero, al igual que hiciera
el gran creador del Poema del Mar, sin atenerse a un localismo
concreto, sino de manera mucho más universal. Y funciona admirablemente,
porque hubo constante regocijo del público, contagiado por la
frescura que desde el escenario inundaba toda la sala. Los continuos
guiños a otros géneros como a la zarzuela o casi a la revista,
e incluso a lo cinematográfico (por ejemplo en los pasitos de
los soldados, en la línea de Tati) dan muchísimo juego y producen
la justa comicidad gracias, además, a la entrega de todos, solistas,
coro y figuración, que siguen con entusiasmo inusual las directrices.
Ricardo Frizza, haciendo honor a su apellido, consigue una música
realmente frizzante, llena de chispeante frescura en los tempi
más movidos y una atención total y plena al canto, pues deja
a los solistas frasear con total comodidad y que desplieguen
con absoluta nobleza la línea vocal en el cantabile y en los
momentos más líricos.
fraseo. Como ya dijimos, Juan Diego Flórez vuelve a triunfar
por la perfección de su fraseo, por la esmerada proyección de
la voz, por la vocalización curadísima, que nos permite entender
cada palabra que pronuncia. La seguridad infalible en los agudos,
el buen gusto en lo musical se ponen de manifiesto en cada una
de sus intervenciones, desde el "Quanto è bella" hasta los momentos
más cómicos del último acto y, en lo actoral sabe participar
de forma hilarante en el juego propuesto por Pontiggia. Su triunfo,
además de indiscutible, es más que justificado.
Laura Giordano ofrece una Adina llena de encanto en lo vocal
y en lo escénico. La pureza de su timbre, la adecuada intención
en lo expresivo y la capacidad para contrastar las diversas facetas
de su personaje, fueron virtudes evidentes para un público que
la aplaudió sin reservas. Alfonso Antoniozzi es un Dulcamara
genuino, pródigo en toda clase de recursos, sea en lo gestual
sea en lo vocal. Difícilmente podremos encontrar en este personaje
hoy en día a alguien más creíble y con tanta versatilidad como
este espléndido cantante italiano. José Julián Frontal por su
parte también se entrega a fondo en todos los sentidos en su
fanfarrón Belcore, haciendo gala, además, de la importancia y
belleza de su instrumento canoro. Cerraba el reparto Davinia
Rodríguez, que demostró cómo no hay papeles menores cuando se
hacen con tanta desenvoltura en lo escénico y tanta precisión
en lo vocal.
Espléndido el coro en todas sus intervenciones, con empaste,
flexibilidad para los matices y grandes dotas para lo teatral.
Correcta la orquesta, con gran disciplina en la labor de acompañamiento,
pues se respetó al máximo el equilibrio sonoro entre foso y escenario.
La frescura y limpieza del espacio escénico, realzados por la
oportuna iluminación de Eduardo Bravo fueron los elementos que
terminaron de cerrar esta espléndida producción, que marca un
hito, sin duda en este certamen.