La opinión de Málaga no ha tenido a bien incluir su crítica en la edición digital, pero sí en la edición en papel. Aquí os la dejo, copiada pacientemente por uno de los compañeros del coro. Pues eso, otra opinión...
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ZARZUELA EN EL CERVANTES.
TEMPORADA LÍRICA: UNA CUESTIÓN DE TALLA.
ALEJANDRO FERNÁNDEZ
Aunque con algunas localidades vacías, la venta de entradas para el espectáculo pasado se salvó in extremis. La presente Temporada Lírica es un corta y pega: un concierto, una zarzuela en concierto y dos títulos de ópera. Con semejante cocido no es de extrañar la caída constante de aficionados, cuando hace unos añitos las localidades se agotaban el mismo día de la puesta a la venta. Igual disparate parece preciar las localidades como si de un espectáculo representado fuera. Y pensarán que el elenco justificaba lo elevado de la localidad; claro, traer a Bros y a Rey y matar dípteros a fuego de artillería dista poco de la realidad que se ha instalado en la idea de lo que debe ser el primer coliseo.
Provoca vegüenza ajena y profunda tristeza que la gestión sea abandonada a un servilismo interesado y partidista sin el prejuicio ni el reparo del público que, aunque harto, sigue siendo incondicional, porque igual que Tagore piensa "todo lo que es verdadero, permanece", y quizás algún día recuperemos aquellas otras programaciones que hacían de este teatro un referente a considerar por aficionados de otros lugares -justo ahora lo obligado es acudir al Villamarta o al Maestranza, porque a nuestro Cervantes lo han convertido en un gallinero de segunda-. Lo importante ahora no es el nivel, está claro; hay que rellenar y rellenar como sea, que parezca que hay mucho cuando la realidad es otra bien distinta.
La Temporada Lírica, a día de hoy, es un chiste de mal gusto, y no sólo eso, la próxima será aún más raquítica e improvisada que ésta; en fin, más de lo mismo, y es que la crisis obliga y quien patalee va a ser tachado de poco solidario.
El domingo asistimos a una sola representación del "Cádiz" de Chueca, debidamente mutilada hasta dejar sin sentido la obra, y donde nuevamente observamos la dificultad del maestro Ramos para imponer una línea de trabajo entre profesores, que a día de hoy siguen sin entender qué es Zarzuela. De poco sirvió a Isabel Rey portar la partitura ya que ni a rol ni a tesitura se adaptaban al personaje: todo lo contrario de Ana Ibarra, que, junto a dos sopranos del Coro de Opera, protagonizaron uno de los momentos mas interesantes del concierto. José Bros tuvo momentos algo tensos aunque compensó con la famosa jota que cierra la zarzuela. Destacar también el papel de Luís Alvarez, acertado en el tipo y que arrancó aplausos.
Protagonismo también para el Coro de Opera, que, con la incorporación de nuevos efectivos, asegura la continuidad de la formación, si bien debe atender la cuerda de tenores - se aprecian ciertos desequilibrios en las secciones -. Pudo haber sido más, pero en una hora y cinco minutos se despachó el primer título del cartel lérico de la temporada.