En noches como hoy se justifica el refulgor de algunos nombres en el firmamento operístico. Sólo por el "Alto Giove", el "Verde Pianti" y el "Son qual nave", merece la pena acercarse a un teatro a escuchar a Philippe Jaroussky. Sencillamente maravilloso, delicioso. ¡Qué modulación de la voz, que facilidad para los trinos, para las acrobacias, para apianar y mantener la nota en el aire el tiempo que se necesite! Un concierto memorable, en toda regla. La otra pieza genial fue el "Sposa non mi conosci". Farinelly y Carestini vinieron anoche a Compostela, poseyendo a este espigado francesito que se maneja en español muy decentemente.

Algo más flojitos estuvieron los del Ensemble Artasere. Quizás no quisieron deslucir, quién sabe.

No, por desgracia yo no estuve, y bien que lo siento