Tengo la impresión de que nadie se lanza a hacer una crónica del recital de ayer. Ahí va la mía. Y eso que en gran parte es previsible, por los componentes del espectáculo
Muy en síntesis:
GARANCA MARAVILLOSA
, CURA
, OSPA
, CHICHON
(para hacerle otro a juego con el apellido).
Pero como diría Jack el Destripador, vayamos por partes.
Elina Garanca dominó el recital, como era previsible, desde su arrolladora salida con "Nel giardin del bello", mostrando su hermoso timbre y su expresividad como Princesa de Éboli. Reconozco que el
bel canto es el repertorio que menos revisito, como ya dije en algún post. Pero en gran parte me reconcilié con Donizetti al escuchar la bellísima versión de "Ah! quando all'ara scorgemi… Ah! dal ciel discenda", una
Maria Stuarda de verdadero lujo, y una lección magistral de pianos y filados. Para finalizar la primera parte, algo de
Norma (hacía mucho, pero mucho que no la escuchaba). Garanca es una Adalgisa de oro y diamantes, y el público se lo hizo saber.
José Cura es otra historia, claro. Abrió el fuego con "Dio! mi potevi scagliar tutti". No cabe dudar que, por muchos motivos, el moro de Venecia es uno de sus personajes favoritos, donde puede volcar la carnaza verdiano–veristoide más desenfrenada. Empezó metiéndose en situación en plan "concentrado estoooy…" con los ojos cerrados y respirando como para dejar la sala sin aire, qué angustia. A veces aún se aprecia la belleza del timbre, pero a día de hoy es incapaz de mantener el legato de la línea de canto, le resulta imposible apianar porque si lo intenta se queda en OFF de repente –como si se hubiese eliminado el sonido con la tecla MUTE–, y la subida al agudo es traumática, con todos los problemas del mundo en la zona de paso (los problemas con el pasaje nunca los resolvió, en realidad). A veces, mi impresión era la de escuchar a un estudiante de canto con una multitud de escollos sin resolver y acometiendo un repertorio demasiado difícil. En "Vesti la giubba" pudo estar aún más exagerado (y no es que lo haya estado poco), pero es que cuando se espera el mayor horror, luego pensamos que no ha sido para tanto… Pero tampoco para disculpar los muchos fallos que tuvo.
La segunda parte se dedicó íntegra a una selección de
Carmen donde hubo más de lo mismo: fabulosa Garanca en voz, técnica y carácter –qué pocas veces no se grita el agudo final de "Près des remparts de Seville", y esta fue una de ellas–, y Cura en su línea en el aria de la flor y en el duo final.
La
OSPA, víctima del ambiente prevacacional (era su última actuación de la temporada) no anduvo nada fina. La cuerda grave sí sonó bien, pero los violines fueron del género felino hasta extremos realmente molestos. Desajustes, errores en las entradas… no fue su mejor noche. Y
Karel Mark Chichon no contribuyó a mejorar la situación. Un tanto director–espectáculo, con coreografías personalizadas según el fragmento a servir. Si Cura es teatrero hasta la médula, el director fue el complemento adecuado a la ocasión. Tampoco ayudó el incómodo atrezzo, con toda la orquesta en el escenario, el foso cubierto, el podio del director casi delante del todo y un escasísimo espacio para los cantantes.
En las propinas, las preciosas carceleras de
Las hijas del Zebedeo de Chapí por una Garanca que ama la zarzuela (y se nota
), y… nada menos que "Nessun dorma", donde Cura logró medio salvar los muebles (qué valor!) respecto del desastre a prever, y con un toque de teatro del absurdo, puesto que Cura en realidad cantó el aria
al director. No dejaba de ser divertido ver cómo se dirigía a Chichon tiernamente con "tu pure, o principessa…".
Un apunte final: el concierto era a beneficio de la Fundación Banco de Alimentos, pero a juzgar por las localidades vendidas poco
ñam ñam van a tener gracias a la recaudación, una pena.
Eso sí, bravos en abundancia, espectáculo y satisfacción en el público, bien al 100% ó al 50%, según se mire.