Ya está todo dicho, y mejor de lo que lo haría yo, pero fui otro más que salió algo decepcionado. Sobre todo por la Brunhilda, que no me parece, estoy de acuerdo con el Gobernador, que Stemme esté de momento en condiciones de abordar, especialmente la del Ocaso.
La verdad es que en la primera parte, en los cuatro lieder de Strauss, me gustó más, aunque también me sorprendiera un volumen más cortito de lo que esperaba. A decir verdad me gustó mucho, lo que luego me llevó a pelearme con los amigos que hablaban de su frialdad. Estuvo para mi gusto muy cuidadosa, elegante y muy matizada, y ese “distanciamiento “ del que hablais (que pena no haberos leído antes de la discusión del intermedio
) no me impidió gozar de momentos que me pusieron un escalofrío en la espalda. En concreto, en
Beim Sclafengehen, en la primera frase de la última estrofa
Und die Seele unbewacht… hace una messa di voce que ayer bordeó lo mágico: todavía más bonita que en el minuto 2:45 / 3:00 del disco
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Y en los bises estupenda aunque, como dice le Gouverneur, era ya tarde para recuperar la decepción.
(PD. Os agradezco mucho que me hayais evitado tener que ser yo otra vez el que hablara de lo inadecuado -y en este caso, como dice Bayi, hasta lo descortés- de la batuta)