Hola a todos:
Salgo con sabor agridulce del recital de Nina Stemme, ofrecido en el Teatro Real.
Decepcionante, en mi opinión, durante la primera parte (Strauss. Cuatro últimos lieder). Voz ajada, agria y avejentada. Oscurecía innecesariamente y poco volumen en la emisión. La conocía sólo de disco y pensé que era otra cantante más elegida para las discográficas. Pensé también que se estaría reservando para la 2ª parte, que mejoró considerablemente (Wagner. Inmolación de Brunilda), pero tampoco ha sido nada espectacular.
Lo mejor, sin duda, los dos bises. ¡Claro! que esto ya fue a las 22:00 horas aproximadamente. Por supuesto -y como viene siendo habitual-muuuuchaaa intervención orquestal.
¡En fin! Ha sido muy aplaudida. Por mi parte, me esperaba más; tenía demasiadas ilusiones en la sueca, y otras expectativas, por desgracia, frustradas.
¡Otra vez será!
Un saludo.

Sinceramente creo que el problema radicó, como ya es costumbre, en una orquesta no mala, si no pésima y que la Sra. Stemme salió bastante asustada por tener que cantar con dicha orquesta. En mi opinión ella estuvo bien aunque en ningún momento se la permitió dar de si lo que se intuía que podía llegar a conseguir y que efectivamente solo quedo claro en los excelentes bises con que nos obsequió y que si pusieron de manifiesto su gran calidad vocal.
Y es que cantar con una orquesta como la que sono ayer no es que sea un mérito, es directamente una temeridad y sencillamnte Nina Stemme se plegó ante el continuo desaguisado orquestal que apenas si la dejo un mínimo margen para demostrar, aunque fuera en escasa ocasiones, su gran calidad vocal.
Eso por no hablar de lo extenso de las partes sinfónicas que parecían convertir a la cantante sueca en una invitada dentro de un lamentable concierto de la orquesta sinfónica de Madrid.

Pues yo salí tardísimo de trabajar y no pude ir, así que por una parte leerte me consuela pero por otra en Julio voy a verla al Liceu... y si el problema es que con orquesta mala se asusta y canta mal...

¿Cuáles fueron esos bises?

Los bises fueron Traume de Wagner y Cecilia de Strauss... Y con lo de la orquesta mis amigos y yo coincidíamos en que una vez conocida la sinfónica de Madrid el año que viene no canta Salomé en el Real ni harta de vodka...
Suerte en Barcelona, intuyo que si está inspirada y cómoda, esta mujer deber ser espectacular.

Lo bueno de esto de la ópera es que a veces dos personas, habiendo estado en el mismo lugar, parece que hayan escuchado dos conciertos distintos.

A mi me pareció que Stemme tiene una voz muy bonita, bien redondeada, con mucha modulación, sin ningún tipo de problema de emisión tanto en los agudos como en los bajos, que los tiene y muchos.

Todo lo dicho no significa que yo saliera satisfecho del recital. En concreto creo que le faltó apasionamiento y lirismo en la primera parte, es una cantante fría, y en la segunda, simplemente, a día de hoy, no es Brunilda. Le falta fuerza, voz y arrojo para ser una buena Brunilda ( como decía Gourverner fíjate si le faltaba para el papel que ni gritó, cosa increíble siendo Brunilda).

Lo mejor sin duda los bises, realmente bellos y muy bien cantados. En definitiva una buena cantante, algo fría, con un repertorio equivocado.

La orquesta mal....pero no tanto. Sobre todo deficiente en las piezas únicamente orquestales y algo mejor en los momentos de canto de la Stemme. En cualquier caso no es de sus peores actuaciones, lo que no significa que estuviera bien.

Yo también salí muy decepcionado.

En primer lugar, lo de López Cobos ya me hirvió la sangre. Sencillamente, no se puede traer a un recital a una soprano que debuta en el Real e intentar ser el protagonista de la noche, abusando de volumen, abusando de tiempo, abusando de todo. Empezando por una suite de Rosenkavalier desdibujada y cacofónica por momentos. El ridículo más espantoso en el momento menos adecuado.

Stemme tiene una voz muy interesante. Un centro bello pero al que le falta contundencia para un rol como Brunilda. Muy decepcionante el agudo, siempre empujado desde abajo, algo abierto, demasiado tenso y vibrado. Sólo lo lanzó una vez, el agudo final de Cäcilie, donde estuvo muy bien. Lanzar, lanzar, quiero decir, no empujar. De todas formas eso nunca se sabe, puede que fuera la noche, porque no tenía esa idea de lo que le he oído en disco. Y sobre todo le falta volumen y presencia a la voz para hacer una Inmolación convincente. Tremendo gusto y lirismo en los Cuatro últimos lieder, pero le faltó mojarse en general. Aunque, sólo en parte, queda disculpada por la trolesca actuación de López Cobos. Insisto, más parecía un boicot que un recital.

Hubo aplausos, aunque sólo se alcanzó la ovación en el último bis, Cäcilie. Un par de bises y a casa. Lo que prometía ser el mejor recital del ciclo, ha quedado en uno más de muchos.

Eso sí, ni caso los que vayáis a Salomé. La voz me pareció mucho más adecuada de lo que pensaba para el rol. Puede estar muy bien.

erudito

Yo tampoco salí para nada entusiasmado. Y además teniendo en cuenta la excelente visibilidad de mi asiento (visibilidad perfecta... de los contrabajos), y que no es precisamente mi repertorio...

Total, que lo mejor la compañía

BRAMANTE me quedo con tu explicacion


la Stemme no ha podido caer tanto en dos años , que no la oigo en directo

en Julio hablare o escribire

TOTALMENTE

Dicho así parece que no se puede cantar Brünnhilde con un material adecuado sin chillar. Stemme cantó sin chillar y sin desafinar y eso es raro entre las Brünnhildes actuales por lo que es de agradecer pero está todavía muy tiernita para este papel.

Estoy bastante de acuerdo con lo que ha comentado Siddharta posiblemente de las mayores decepciones que me he llevado en el ciclo y no porque sea mala cantante, sino porque las expectativas eran muy altas y creía que su voz tendría mayor potencia.

Yo había escuchado a Stemme en el 2003 en Viena como Senta y me encantó. Era una soprano de madera lírica pero con una voz de importancia suficiente para acomenter papeles wagnerianos. Sus últimas interpretaciones de Isolde me hacían sospechar que la voz había evolucionado notablemente, que había adquirido un buen registro grave y central manteniendo el agudo resuelto.

Pero ayer al empezar con Strauss apareció una voz más bien pequeña para este repertorio, menor incluso que la que recordoba de aquellas representaciones en el 2003, además su interpretación parecía distante.

Pensé que en la segunda parte haría algo más y pisaría a fondo el acelerador. Algo de esto ocurrió pero casi de manera imperceptible. Está todavía lejos de tener un material para afrontar un rol tan dramático como Brünnhilde, además mostró también una evidente carencia del temperamento necesario, le faltan varias audiciones de Varnay para que le sirva de ejemplo.

Luego en los bises mejoró pero ya era tarde, la falta de adecuación de su fragmento del ocaso había ya producido una gran decepción en aficionados wagnerianos que como yo la esperaban con expectación para este papel.

Es posible que haya sido una mala tarde donde no haya podido calentar bien la voz, donde la orquesta no le ha ayudado y además hay que decir que el fragmento ha sido cantado con mucha corrección, seguramente por la radio haya gustado más, pero hoy en día está lejos de poder ser una buena Brünnhilde, su próximos anillos en Viena y la Scala le vienen demasiado pronto, por lo menos habrá que esperar 6 o 7 años. Hoy la mejor para este papel es sin duda Jennifer Wilson.

La orquesta no estuvo a la altura especialmente en los fragmentos de Parsifal. Qué poco sentido tienen en concierto e interpretados de esta manera tan mediocre.

Una pena.

Después de lo dicho por mis compañeros, sólo apuntes breves:

- Yo creo que lo que salía de su garganta era puro oro: Una voz robusta y a la vez lírica, bella (su vibración me parecía auténtica miel para los oídos, timbradísima (sobre todo por arriba) y, sobre todo, dúctil, pues se movía con una facilidad pasmosa, sin variar la colocación ni romper nunca la columna de aire. El problema es que el oro, como tal, se servía en pocas cantidades. No sé si porque no tenía una buena noche (no lo creo, porque ya digo que la ductilidad estaba ahí), si porque no estaba a gusto con la orquesta y López Cobos o si era quizás porque de tanta facilidad que tiene le entró el síndrome Caballé y se engozaba toda ella en sí misma sus pianissimos y sus introversiones... Pero faltaba traca en general y para la Brünhilde en particular.

- Yo no diría que estuvo fría, sino distante, que no es lo mismo. No es que su interpretación careciera de matices e inflexiones, de hecho los Cuatro Últimos Lieder fueron un derroche de matices y modulaciones, pero la soprano nunca conectó con el público, por lo que todo quedó ahí. Yo no creo en la teatralidad "sobre la marcha" ni en el dejarse llevar (que tanto predican algunos cantantes) sino en el análisis y el trabajo "en casa", que es donde hay que buscar esa teatralidad y llevarla bien aprendidita para luego en el teatro hacer creer al público que es algo espontáneo... La señora Stemme traía un trabajo de casa realmente impresionante... pero todo quedó ahí.

- Yo no diría que había problemas en los agudos, ni que fueran forzados ni que fueran arrastrado desde abajo... Claro que la falta de volúmen tampoco ayudaba a analizar bien la voz... Yo creo que los agudos estaban donde tienen que están, timbradísimos, incisivos y lanzados con arrojo, el problema es quizás que la soprano posee un pequeño paso en la zona medio-alta en que "apeñuca" la voz, para luego liberarla completamente por encima, como así pudo hacerse evidente en la última ascensión de Cäcilie, de Strauss, donde el salto del penúltimo agudo al último era notable (también es evidente en algunas grabaciones, como cuando canta Immer lichter wie er leuchtet en sus Mild un leise... claro que aquí la letra acompaña, jajajajaja).

- Coincido en que lo mejor fueron los bises, aunque para mi, que adoro Cäcilie sobre todas las cosas, no terminó de arrancarme del todo...

- Igualmente coincido en que lo peor la orquesta y López Cobos... No sé si fue peor el concertino en la suite de Rosenkavalier (cómo me gusta la ópera y cómo me gusta la suite... sobre todo lo INCREIBLEMENTE IRÓNICO que fue Strauss al ordenarla...) o los vientos en Parsifal... O López Cobos, que se endivó en demasía (qué poca clase no ayudar a una soprano que debuta en el teatro y que tiene a los dos directores artísticos, el saliente y el entrante, el que la contrató y el que debe contratarla, en el público).

- Me pareció muy snob que no terminara con Mild und leise, mucho decir "Me gusta la unidad en los recitales que se puede contar una historia porque sin unidad es bastante más difícil" para defender su programa y nos deja a todos con las ganas de Isolda, que era el colofón perfecto para el programa que había elaborado (que, por cierto, pecaba un poco de demasiado intelectual, porque las piezas eran maravillosas, pero faltaba algo que terminara de redondear la carta de presentación de la soprano...).


Encantado de ver de nuevo a ese par de señores llamados Bramante y Le Gou (que los pobres estaban como asustados con mi camiseta, jajajajaja, y es que uno había ido a la escuela sin pensar ir al recital... pero Strauss y Wagner pudieron conmigo...) y a mi vesssssino, que es total.

¡¡¡¡Todos lso querubines del cielo te oigan!!!!