Ya son algunos los artistas entrados en años que se pasan por Gijón a ofrecer uno de esos recitales de estima, en donde no suele importar mucho qué se canta y tampoco cómo se canta. Mis expectativas eran, por tanto, muy bajas... así que no la cantante no defraudó, pero tampoco entusiasmó.
En el programa tres ciclos por parte, con tres o cuatro piezas cada uno. Primera parte: barroco (Handel, Vivaldi), mundo francés (Hahn, Debussy, Fauré) y lieder de Strauss. En la segunda, por indisposición del pianista se cayó el ciclo de las noches de estío de Berlioz y se susituyó por un aria de Bellini+Canción de Marietta, ciclo de canciones de Poulenc y otro de Puccini para acabar. En los bises el inevitable O mio babbino caro.
Para mi gusto lo mejor de la noche no vino ni de Strauss ni de Puccini, sino de la música francesa. Con diferencia, me parece a mí, la pieza mejor cantada fue 'Romance' de Debussy, y las más aplaudidas (por la gracia escénica) las tres canciones ligeras de Poulenc.
Al empezar el concierto la encontré totalmente fuera de sitio en el barroco, y (muy a mi pesar) bien, pero no excelente, en el Strauss (confieso que era aquí donde tenía puestas más esperanzas). Bellini y Korngold estuvieron mejor y de los Puccini sólo el Canto d'anime tuvo un nivel notable. El resto todo dentro de lo correcto, eso sí.
Y es que, a día de hoy, la voz de la cantante acusa una notoria diferencia de registros. Un centro bonito, muy tierno, en donde hace gala de medias voces sugerentes, para mi gusto lo más destacable. La subida al agudo es dificultosa (es aquí donde se notan los problemas de falta de homogeneidad) mientras que arriba todavía puede lanzar agudos potentes, no perfectamente timbrados, pero interesantes. Sin embargo, conocedora de estas circunstancias, evita la subida al agudo y así todo el recital se mantuvo sobre piezas que apenas alcanzan las estratosferas. Poco lugar al efecto fácil, así que la enjundia del concierto hubo que buscarla en otros detalles (algunos reguladores aquí y allá, estudiada forma de decir según qué frases,...), en definitiva, esas muestras de 'la que tuvo retuvo'.
El público no estuvo frío, sino destemplado. Ante una sucesión de piezas poco dadas al espectáculo fácil se limitó a aplaudir siempre con la misma intensidad todo lo que se cantaba, salvo en los coqueteos de Poulenc y en el archiconocido bis.
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Zu neuen Taten, teurer Helde
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