La verdad es que no soporto demasiado a la Prina
. Típica "contralto" barroquera con la voz más tragada que una rana, que con ese timbre acidín, esas coloraturas glóticas (glo-glo-glo = clo-clo-clo) y ese permanente chip de seudoUlrica, me pareció lo peor de la noche. Pero con diferencia.
Vaya manera de desgraciar sus dos arias extremas: La maravilloooooosa primera con violas obligadas reflejando el "piangete" (con su soledad y con las cuartas, ahhhhh Haendel), o su última de los arrullos. Si es que la buena señora hace legañato!
Mejor las otras dos mujeres (me hizo gracia volver a ver a Arnet y a Tobi Spence juntos despues de la "Flauta" furera)
Con Pisaroni suscribo tus comentarios. Sólo quiero indicar que la tesitura de "Lucifero" es bastante extensa para la época. Por arriba y por abajo. Y hay que comprender (por lo menos yo sí le disculpo
) que llega hasta un Fa1 (su último se-no
pro-fon-dooooooo)
Con Spence.... Vamos a ver, está claro que su voz no valen muchos pimientos: blanca y desleida. Habla cláramente en ital-english. Tiene un registro corto, con lo que en su último agudo "falsetea" y su grave está falseado y engordado a base de pienso transgénico (lleno de toxinas puajjj). Está claro.
Para más inri, su primer aria (maravilloooooosa), para reflejar ese dolor en el que insiste el texto, se estira y se extrema en una tesitura amplísima, por lo que el cantante sufrió (y, es verdad, hizo sufrir con sus extremos cambios de color) pasando de agudo en falsete, a grave transgénico en saltos abisales. Insisto: todo eso es verdad.
Ahora bien, naaaaadie me emocionó tanto en todo la noche como él (bueno, hubo un momento de Arnet). Y es que tiene una forma de cantar taaaan afectuosa.
Me puede Spence (siempre lo ha hecho, desde aquella Flauta furera donde le descubrí), desgranando las sílabas, ligando, fraseando siempre con esa lógica quasi hablada (bastante normal, la verdad), pero siempre con esa tremenda afectuosidad. Me puede.
Ademas el personaje de San Juan es así, de temperamento beatífico, todo algodoncitos.
La orquesta estupenda y la directora completísima (tiene muchísima riqueza: domina el color del armonía, no hay más secretos)
Pero lo más, más, más, más, más de lo remás: Haendel.
Alucinante.
¿No te pareció, LA BOMBA, el oratorio?