Dos grandes cantantes líricos españoles, fundamentalmente en el repertorio operístico, coinciden en la catedral de la lírica española, el teatro de la Zarzuela de Madrid, acompañados por la orquesta y coro titular del teatro.
De entrada, decir que el repertorio fue un batiburrillo carente de unidad y de lógica, destacando las mediocres partes corales tanto en su elección como en su ejecución. Los solistas por una parte un repertorio super clásico del tenor jerezano Ismael Jordi y por otra un repertorio muy raro, fuera de su tesitura mayormente, para la soprano Ángeles Blancas. No me gustó la dirección del maestro Valdivielso por rígida y aburrida perjudicando enormemente a los solistas, además no controlo el volumen de la orquesta tapando en algunas ocasiones la delicada voz del tenor Ismael Jordi. En las partes corales: chimpúm-chimpúm.
Dije que me pareció que hubo cosas muy buenas casi todas por parte del tenor que se le estuvo muy concentrado, con ganas. Perfecta dicción, ni los alaridos orquestales impidieron que se le entendiera cada una de las silabas. Timbre inconfundible, afinado, elegante fraseo, presencia escénica… . En mi opinión marcó los puntos cardinales de su repertorio de zarzuela: desde su debut en los Gavilanes con su versión de flor roja, hasta una versión de “por el humo se sabe donde está el fuego” impresionante, a pesar de la poca colaboración de la batuta, de Doña Francisquita, ultimo título de zarzuela incorporado a su repertorio, pasando por Raquel y bella enamorada al estilo de su maestro, el recordado Alfredo Kraus. Mención aparte su singular versión de Adiós Granada, la primera vez que creo que la canta con orquesta y que aunque no le permitió realizar las “coloraturas” habituales escuchadas en sus recitales con piano, su interpretación estuvo llena de fuerza y emoción.
Ángeles Blancas no estuvo bien. Un repertorio muy grave para su voz, a mi modo de ver, con frecuentes desafinaciones, apenas se le entendía, con agudos gritados. No entiendo lo que puede estar sucediéndole. Ni su voluptuosidad ni sus movimientos de caderas, pueden desenfocar estos problemas que pueden repercutir en su futuro artístico. Una pena para aquellos que la recordamos en su actuación de Don Pascuale en Jerez coincidiendo con el debut operístico de Ismael Jordi y que por cierto circula por ahí una grabación pirata de aquella noche en la que estuvieron los dos fantásticos. En los dúos estuvo mejor.
Nos lo pasamos muy bien pero no todo fue bueno.
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