Bueno, pues ayer dio comienzo el ciclo de recitales del teatro de la Maestranza. Y comenzaba con un recital ciertamente insólito, un dúo de tenores: Ismael Jordi y José Manuel Zapata. Tenía mucho interés en escucharles a ambos, pues a ninguno los había escuchado en directo, y quería formarme un juicio mejor de sus voces.
El programa lo sabéis, lo colgué en su día. Prescindiendo de las canciones de García, sin mucho interés, al menos para mí, fue en Turina cuando los dos comenzaron a cantar de verdad. Jordi se marcó un impresionante Anhelos. Es lógico que tanto él como Zapata sepan cantar tan bien a Turina, pues son andaluces, y aunque suene chauvinista o nacionalista, hay determinadas cosas que un andaluz comprende mejor, y el espíritu flamenco que inspira estas piezas. Muchos nos emocionamos en ese momento.
Llegó el turno de la Zarzuela, y nos encontramos con ambos tenores simulando un partido de pelota vasca en pleno escenario mientras cantan el dúo del Caserío de Guridi, para risas el personal. Excelente actores ambos. Logran las primeras ovaciones. Tras esto, Jordi se marca un “por el humo…” precioso, de un lirismo arrebatador. Que voz tan bonita tiene este chico (guapo no, guapísimo, por cierto), y que bien la utiliza. Zapata se casca después un “no puede ser” interesante, pero le noté incómodo.
Tras el descanso, llega la ópera, con un par de Tostis para abrir boca, donde los dos están muy bien. Zapata llega con su mejor interpretación de la noche: Cessa di piu. A pesar de que la comparación con Flórez es evidente, me pareció una versión estupenda sin duda, muy bien ejecutada técnicamente. Tras esto cantó Jordi el “Fra poco a me ricovero”, donde yo esperaba escuchar lo que le escuché en la grabación de Ámsterdam, un Edgardo plano y poco belcantista. Nada más lejos de la realidad. Se llevó el gato al agua y las mayores ovaciones de la noche con su interpretación, que a mi me pareció llena de belleza y lirismo. Este chico sabe cantar, si señor.
Los dos dúos muy bien, aunque me gustaron más en el de Otello, donde Zapata estuvo impresionante.
En los bises llegamos con el cachondeo. Sale Ismael a saludar y agradece poder estar allí. Anuncia (cosa que yo sabía ya al haberlo visto entrar) que Carlos Álvarez está entre el publico y que le va a dedicar el bis, oyéndose un GRACIAS, baritonal desde el patio de butacas. Y anuncia que va a cantar Le Chanteur de Mexico, y yo ya haciendome la boca agua pensando que iba a cantar “Mejico”, acordándome de Sagi y de Stiffelio, pero no fue así, cantó Le Rossignol. Zapata por su parte, tras saludar a Carlos Álvarez, cantó un tango de Gardel. Un tipo muy simpático y muy gracioso por cierto. Me cayó estupendamente.
Tras esto, O Sole Mio entre ambos y a casita, con la satisfacción de habermelo pasado estupendamente. Y con dos nuevos tenores a los que seguir de cerca
|