Gran éxito de un konzept rompedor y revolucionario: los mantones son mantones

Han agotado entradas para todas las funciones antes de estrenar, y el montaje (¿qué otra cosa iba a esperarse viniendo de quienes viene?) será elegante, clásico y sin ningún sobresalto posible. No sé, yo del principal teatro español dedicado a este género esperaría un riesgo que, desde luego, este montaje no va a tener. Riesgo sobre todo ante un título que se vende solo y se monta cada dos por tres. Después de los recientes y espléndidos montajes de Marina Bollaín y Pablo Messiez, creo que presentar algo como esto en La Zarzuela es un paso atrás.
Desde luego, me ha bastado ver el tráiler para reconocer MUCHOS de los elementos que me alejan del género: montajes de época. casticismo exagerado de otra época, mantones de Manila... Si tan universal es esta historia, ya me dirán por qué no puede montarse EN LA ACTUALIDAD para hablarle al público de hoy. A mí, personalmente, montajes como este no hacen más que reafirmar mi idea de que la zarzuela es un género museístico, de otro tiempo.
Posiblemente sea esto lo que quiere el público potencial del teatro (ese que esencialmente está por encima de los 60 años) pero dudo que con esto se vaya a aficionar al género el público joven. Será un exitazo y me alegro, pero esta es solo mi opinión. Y, si ya veo complejo el relevo del público operístico; el de zarzuela ni les cuento...

A raíz de lo que dice Grube, en estos casos siempre me acuerdo de una mítica frase del otrora prolífico y referencial Rupert:

Efectivamente, genial frase del Sr. De Hentzau.

Yo iré el viernes y celebro que por fin vuelva a ver La verbena de la Paloma como debe ser. Y me alegro especialmente, porque llevaré a una persona que se está aficionando y a la que he contado de arriba a abajo lo que es y representa esta obra maestra de la música española y no me agradaría nada que la ambientaran en Kenia durante un safari.

Uno de los elementos esenciales e indisociables del sainete madrileño y lo configura como género distintivo y único, es eso, la representación de los tipos populares tradicionales de la capital. Manolos, manolas, chulapos, chulapas, chisperos... Igual que la Opera comique tiene sus elementos distintivos, el singspiel y la opereta, los suyos, el cine negro, el western, la pintura barroca, la figurativa, la abstracta, y así cualquier manifestación artística.

En La verbena de la Paloma encontramos estos tipos populares, también el viejo verde, el cientificismo tan de moda en finales del XIX y principios del XX (hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad), el flamenco en la magistral escena de la cantaora como muestra del éxito que siempre tuvo el género en Madrid, el proletariado urbano tan en auge en la capital y grandes ciudades, que representa Julián como cajista de imprenta (que gana cuatro pesetas y no deba ná).... La figura del sereno, que eran casi todos Asturianos en Madrid, de Cangas. Yo se lo oía decir a mis tías y abuelos. Y, en definitiva, una partitura magistral.
Una obra maestra inagotable. Siempre recuerdo la anécdota de Isaac Albéniz, uno de nuestros grandes músicos, en su lecho de muerte recordando la genialidad de Bretón en "el mantón de la chi na na chi na na "
Muy difícil alterar los elementos que la configuran dentro de un género. El que lo haga tendrá que tener muuuucho talento para no desnaturalizarla. Y eso de "acercar al público actual" es una falacia. Yo conocí la verbena con 13 años en 1983. ¿Era yo actual de una obra estrenada un siglo antes? No. Me fascinó su música y luego todos sus elementos. Y ese Madrid que me llega al corazón.

Una muestra de genial actualización del sainete es La del Manojo de rosas de Sorozábal. El sainete con sus cósdigos actualizados en un Madrid republicano. Talento.

Noche de estreno de la, seguramente, más popular de todas las zarzuelas. Entiendo que los exégetas de la renovación de todos los géneros estén desolados, no hubo ningún escándalo y el público se fue a casa feliz tarareando aquello del mantón de Manila unos y lo del mantón de la china otras. ¡Dios mío, que vulgaridad!. Lo que es más, la directora de escena, Nuria Castejón, y el escenógrafo, Nicolás Boni, deben estar a punto de cortarse las venas, ¡fueron braveados!, lo que en su profesión se considera una deshonra imperdonable.

Aun en una butaca horrenda desde la que sólo veía medio escenario si me echaba "pa lante" y nada si apoyaba la espalda en el respaldo (cosas de comprar la entrada hace un par de meses), disfruté enormemente las dos horas de música no tan buena porque es española y una puesta en escena que se podría denominar de neo cartón piedra, bueno de ésta disfrute sólo la mitad. No les animo a que vayan si no lo habían considerado porque no quedan entradas. Ya saben Ustedes, Madrid está lleno de incultos musicales a quienes Mortier no logró hacer inteligentes. Había viejecitas y viejecitos y también jovencitos y jovencitos; también alguna jovencita y nuestra versión femenina de Dorian Gray, doña Carmen Lomana.

Y la música, ¿importa? Dejo para los sabios del foro valorar la dirección de Pérez-Sierra, a mi me gustó todo, también como sonó la orquesta. En cuanto a voces, pues otro gustazo. Carmen Romeu como Susana y Milagros Martín como Señá Rita estupendas; a mi paisano Borja Quiza no lo veo como Scarpia, pero se ha sabido adaptar a estos papeles de barítono más ligero que ofrece la zarzuela, ya es un habitual en el teatro y el público lo quiere, me gustó. El don Hilarión de Antonio Comas quizás un poco justo en lo vocal pero en su justo punto en lo actoral. Los demás, pues me hicieron disfrutar una noche lírico castiza. Dicho sea que quien lo anterior escribe no tiene ni pajolera idea de voces.

Dejo para el final lo primero. El montaje incluye un "prólogo cómico-lírico", con texto de Álvaro Tato, titulado "Adiós, Apolo", que viene a ser un homenaje al Teatro Apolo, donde se estreno La Verbena de la Paloma en 1894 y derribado en 1929. La cosa dura más de media hora que no se hace larga, siendo además de al teatro un homenaje al género. Es entretenido, a ratos divertido, incluye algunos números musicales extraídos de zarzuelas famosas y supongo que se trata de otro fracaso: el público se rió, lo aplaudió y hasta lo braveó. Vamos ¡Otra exhibición de vulgaridad trasnochada!

Impresionante ver cómo donde Tunner habla de obra maestra yo lo que veo es una música simpática y agradable; pero tampoco más. Tampoco creo que Bretón (que peleaba y fracasó en su intento de armar una corriente de ópera española) buscase con la Verbena una obra maestra. A mí me parece una musiquita agradable, para canturrear por los pasillos... pero a gran distancia de las obras maestras de su tiempo en otros países. Entiendo que guste al gran público, porque es pegadiza... pero de ahí a decir que es una música de la hostia pues me parece que hay un trecho. Luego, cuando veo versiones de enfoque demasiado sinfónico (pienso en el cd de Ros Marbá, por ejemplo) me parece que esa esencia popular de la música (que para mí es fundamental en esta obra) se desnaturaliza hasta cierto punto.
¿Que donde yo veo un Madrid de postal, de museo, de Amar en tiempos revueltos, estereotipado, un madrileño de pura cepa como Tunner pueda ver algo mucho más significativo? Pues ahí ya no voy a entrar. Posiblemente.
Entiendo el éxito de esta música, porque para mí es muy popular e inmediata... pero de ahí a ver una OBRA MAGISTRAL... Pues no sé. Y cada vez que un especialista dice que esta música no tiene nada que envidiarle a x o a y... pues qué quieren que les diga. Pero es tan solo mi punto de vista.

La morcilla del Tato, ¿dónde está colocada?

En la charcutería

Ese debería ser su sitio, no antes de la zarzuela. Aunque mejor ahí que en medio. Una idea interesante como un homenaje al Teatro Apolo, que a partir del cuarto de hora se hizo pesada y estomagante. Más de media hora duró este coñazo, alargado sin sentido con momentos musicales de otras obras. Lo peor es que habrá gente que crea que es parte de la zarzuela.

Manolo Sanchís entre los asistentes.

Para que escuchar musiquita bonitilla cuando se puede escuchar el "Wohin gehst du mit diesem Manila-Schal?" de Das Taubenfest por Thomas Bretonisch? Eso si es arte serio del que frunce el ceño.

Obras maestras las hay de todas formas y generos, una musica ser mas o menos sofisticada, mas simple o compleja no tiene que ver en su valia. Something de los Beatles es tan obra maestra como el Staendchen de Schubert, pero son parte de canones muy diferentes. Que la Verbena no sea la Tetralogia no la descalifica de ser obra maestra, igual que Die Fledermaus justamente se considere obra maestra de la Operetta, con su musica que algunos podrian tachar de melosa y facilona.

Yo tengo entradas para el día 15 y por supuesto espero y deseo que la Casta y la Susana salgan con mantón de Manila. Como aparezcan en la verbena con unos pantalones vaqueros rotos y una t-shirt de 15 euros, me levanto y abandono la sala haciendo ruido.

Hay que defender las tradiciones. Yo colaboro con ello y el día 15 me presentaré como público en mi butaca vestido con camisa blanca. chaleco, pañuelo al cuello, gorra de chulapo y clavel reglamentario. Mi hermana, Lady Cacahuete, piensa llevar pañuelo en la cabeza anudado al cuello y clavel.

Saludos

La puesta en escena es excelente, muy castiza. Y ayer ya hubo gente con claveles.

Lo que pasa, para bien o para mal, con el casticismo (o el tipismo, si lo prefieren) es que no puede cambiar da aspecto formal ni, por tanto de "modernizarse"; en consecuencia se debe tomar como lo que es. Una vez estuve hablando con el desaparecido Antoni Ros Marbà sobre este asunto durante un ensayo de "Doña Francisquita" y estuvimos bastante de acuerdo.

Función del 11 de mayo de 2024.

Si a mucha gente se le pregunta por algún título de zarzuela, responderá "La verbena de la Paloma". De ahí que muchos asocien el término "zarzuela" con el género chico y con el casticismo de chulapos y chulapas (tan asociado a Madrid, del que es un emblema cultural incluso en una época tan globalizada como esta, uno siente que hay esperanza al ver cómo hay jóvenes que celebran la Verbena). Por otro lado, esta rápida asociación puede llevar a una rápida conclusión: que esta obra maestra de Tomás Bretón, con libreto de Ricardo de la Vega, sea posiblemente la zarzuela más famosa del mundo. Pocos momentos más idóneos que programarla en pleno mes festivo en la capital, con las fiestas de San Isidro tan cerca, y cuando varios madrileños se visten de chulapos y chulapas. Hacía once años que esta producción no se veía en el Teatro de la Zarzuela, cinco si contamos el rompedor y ultramoderno montaje del Proyecto Zarza, ambientado en un instituto, con jóvenes cantantes de musical y destinado a un público juvenil.

El regreso de la "zarzuela más famosa" al teatro más importante del género en el mundo, viene de la mano de una nueva puesta en escena de Nuria Castejón. Una duración estándar de esta zarzuela está entre 45 minutos y una hora. En esta ocasión, se le ha añadido un prólogo llamado "Adiós, Apolo", escrita por Álvaro Tato, que sitúa la acción de este montaje en una de las últimas funciones del Teatro Apolo, llamado "la catedral del género chico", donde la Verbena se estrenó en 1894, y donde lo hicieron otras obras maestras como "Agua, Azucarillos y Aguardiente", "La revoltosa" e incluso cumbres del género grande como "El niño judío" o "Luisa Fernanda". Incluso tras el cierre del Teatro Real en 1925 por ruina, este teatro organizó una temporada de urgencia. Tal institución cerró en 1929, tras la venta del edificio al Banco de Vizcaya. Es aquí donde la obra de Tato tiene lugar: en los bastidores del viejo teatro, la compañía ensaya la Verbena de la Paloma. En este "teatro dentro del teatro" asistimos a un divertido sainete sobre cómo ensaya una compañía de zarzuela en aquél 1929, retratando a la sociedad española de ese tiempo en sus personajes: el barítono donjuán y elegante, la soprano feminista y empoderada (algo que no es nuevo), independiente y dueña de su destino, la actriz de reparto que está perdida, los bailarines gais mimándose sin que nadie les diga nada, y los miembros más viejos que recuerdan una época dorada cuando trabajaban con los maestros aún vivos. Personalmente, a mí me agarra la melancolía cuando veo una zarzuela de esa época o ambientada en esa época: una década después muchos de esos personajes estarían prisioneros, exiliados, muertos o sufriendo el hambre y la represión de una atroz posguerra. Durante estos ensayos, los personajes cantan varios números populares de zarzuelas y revistas.

Al final de este prólogo, al director le dicen "que viene el público" y éste responde: "que pase", dando inicio la zarzuela misma. La puesta en escena es tradicional, con una recreación excelente de las calles del Madrid más castizo, hasta el punto de sentirse uno en el barrio de La Latina o Lavapiés al contemplar los decorados, con el anuncio de la máquina de coser Wheeler and Wilson pintado en un mural y la fachada de la botica en madera, el café Melilla con su piano, su tablao y su decoración en azulejos. Luego la verbena, con el organillo, la guirnalda de luces redondas, y el cielo estrellado. La estética de los personajes no renuncia a los años veinte del siglo pasado, aunque los hombres lleven boina y las mujeres mantones de manila. Pero incluso aunque no sean chulapos propiamente dichos, la esencia visual de la obra se mantiene fiel. Aunque el prejuicio sempiterno que cae hoy en día sobre el género, puede hacer pensar en que se trata de una antigua obra cómica, el libreto de De la Vega aún es vigente: los celos tóxicos de Julián, el inicial desafío de Susana frente a esos celos, el viejo verde y adinerado Don Hilarión, que hoy sería llamado "sugar daddy"y los policías que no resuelven nada, y la gente hablando diciendo lo mal que está la política... podría seguir pasando en 2024.

La música magistral de Bretón tampoco puede ser subestimable: empezando por la comedia costumbrista, que desde el preludio y luego en las coplas de Don Hilarión, cuya deliciosa música le da un protagonismo a la flauta, frente a la intensidad del tema de las cuerdas, que es de una pasión y una intensidad que anuncian la belleza de la Soleá de la cantaora a mitad de acto, así como la música tan festiva de los coros en las famosas seguidillas "Por ser la virgen de la paloma", pasando por el breve momento dramático de Rita y Julián frente a la casa, el descriptivo nocturno de los policías o la mazurca de la Verbena, dan cuenta del genio musical de Bretón, pues varias melodías de esta obra como la famosa Habanera "Donde vas con mantón de Manila" se oyen en los organillos ambulantes de la capital. Y también de su talento para la escena, ya que Bretón fue uno de tantos músicos que intentó crear una ópera nacional con obras más "serias" como La Dolores. Semejante partitura encuentra su mejor intérprete en la Orquesta del Teatro de la Zarzuela, dirigida por José Miguel Pérez-Sierra, quien logró una vivaz dirección, con una preciosa interpretación del preludio, con un brillante viento, las cuerdas excelentes en la soleá y en el nocturno, además del espectacular metal en "Por ser la Virgen de la Paloma", que en un buen sentido, recordaban a las bandas municipales. El Coro estaba feliz de interpretar esta obra, y se notaba en su entrega, aunque el coro masculino destacó más en su famoso primer número, para luego ambas secciones equilibrarse y dar una impresionante intervención en la soleá.

En una obra tan coral como esta, la pareja principal no es realmente protagonista, sino que lo son todos los personajes, "hijos del pueblo de Madrid". De este modo, Borja Quiza sorprendió con una potente voz interpretando a Julián. Carmen Romeu interpretó a una espectacular Susana de voz más bien dramática. La veterana Milagros Martín fue una gran Señá Rita, aunque vocalmente ya está bastante madura, su experiencia en escena le permitió crear un gran personaje. Antonio Comas fue un desternillante Don Hilarión que parecía de mediana edad, quien cantó sus coplas con una excelente voz cómica. Gerardo López sorprendió con su excelente voz como Don Sebastián. Rafa Castejón brilló tanto como el director en el prólogo como el Tabernero en la zarzuela, con una excelente vis cómica que hizo reír al público. La cantaora Sara Salado logró poner los pelos de punta en la Soleá, con una bellísima versión de la misma, replicada por la Tía Antonia de Gurutze Beitia, con su voz aguardientosa y su imponente presencia, una creación de manual. Del proyecto Zarza proceden Adrián Quiñones como el apuntador y uno de los guardias, Nuria Pérez, quien fue Susana en 2019, como la portera y Mitxel Santamarina como el Sereno, este último repitiendo el mismo personaje que cantó en aquellas juveniles funciones de hace 5 años. El resto del reparto estuvo al mismo excelente nivel.

Esta excelente producción ha enfatizado lo que representa ver una función de esta obra: una fiesta para los sentidos. La capital en ambiente festivo, el teatro lleno a rebosar, un público de mayores y bastante gente joven, viendo en escena lo que sus ojos esperan y celebran, algo que solo el principal teatro del mundo de este género puede lograr en plenitud. ¿Puede pedirse mayor felicidad? Ayer comprobé que una Verbena de la Paloma en el Teatro de la Zarzuela es un acontecimiento en la ciudad, tanto como una Traviata en el Real, entre otras cosas porque Bretón puso música a la alegría de vivir de los que vivimos en la capital española.

No sé qué ha querido decir con lo de "desaparecido", pero creo que Antoni Ros Marbà sigue estando entre nosotros.