Gran éxito en la función del martes, con un público hambriento de alardes y pirotecnia y un elenco más que dispuesto a proporcionárselos.
Jessica Pratt nunca ha defraudado en esta plaza, pero creo que ayer tuvo su mayor triunfo hasta la fecha. Superó las dificultades de la partitura con la precisión de un reloj suizo y todavía se permitió regalar unas cuantas notas para la galería. Y aunque ha sido una cantante más concentrada en la perfección del sonido que en la expresión de los sentimientos, ha mejorado bastante en este aspecto. Por ejemplo, su
Soffriva nel pianto estuvo sencillamente conmovedor.
Tengo que confesar que el timbre de
Xabier Anduaga no me acaba de gustar. Pero el gusto de cada uno es algo completamente subjetivo y no puedo menos que reconocer que hizo un Edgardo excelente. La voz se proyectaba perfectamente a partir del mezzoforte, destacaba con claridad en los ensembles y mantenía una unidad de registros envidiable. Parece un señor que técnicamente tiene todos los papeles en regla.
El barítono
Youngjun Park se metió al público en el bolsillo con un vozarrón de órdago a la grande. Con todo, me parece que rendiría más en el repertorio verista que en el belcantista. El resto del reparto estuvo a muy bien nivel.
La obra por una vez se dio completa y (dado que algunas partes me sonaron un poco "raras") supongo que se utilizó una versión "filológica". La dirección musical corrió a cargo de
Lorenzo Passerini, muy buen concertador; en algunos momentos me dio la impresión que, más que la batuta, su auténtica vocación era la Fórmula Uno.
La producción presenta una Escocia sombría y tenebrosa donde no fluyen las fuentes ni florece el brezo. La paleta de colores estuvo dominada por diversos tonos de gris oscuro y proscribió el verde de la esperanza. La escenografía, sin grandes medios, resultó coherente con el planteamiento y estéticamente apreciable. Y, aunque me gustó bastante, soy incapaz de hablar de una producción sin decir alguna maldad, así que comentaré que el coro del primer cuadro parecía un pelotón de las SS con bandoleras de tartan y que la abundancia de sangre en el dobladillo del camisón de Lucía parecía indicar que, después de apuñalar a Arturo, se había pasado un rato dando vueltas en torno al cadáver
